Dos mujeres ¿un camino?
Por: Efraín Quiñonez León 4/21/2023
Tiro Libre
Al momento que fluyen estas palabras, los equipos de ambas candidatas por el Estado de México, último bastión del priismo y cuna del otrora poderoso grupo Atlacomulco, se declaran ganadoras del primer debate sostenido el día de ayer alrededor de las 10 de la noche. Los debates pueden o no ganarse, lo que ocurre después de ello es literalmente “la guerra” por ganar las narrativa o el discurso de la victoria en el espectro mediático.
En efecto, Delfina Gómez, candidata de Morena y la alianza con el Verde, el PT y PES, se enfocó en criticar el amplio espectro de corrupción que han significado los sucesivos gobiernos del PRI en aquella entidad y, sobre todo, dio muestras de confianza en el triunfo para los comicios de junio.
Por su parte, Alejandra del Moral, de la alianza PRI, PAN, PRD, no se arredró con los señalamientos de los distintos casos de corrupción de los partidos que representa y que apoyan su candidatura. Le reviró a la morenista que si de actos de corrupción se trata, no estaba de más que explicara a los mexiquenses por qué sustrajo de los salarios de los trabajadores mientras fue alcaldesa de Texcoco una parte de sus ingresos.
Y la respuesta fue lacónica e insuficiente, la candidata de Morena se limitó a confirmar que, en efecto, por esa situación el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación había sancionado a su partido, pero que ella tenía las manos limpias.
Muy a menudo se piensa que los debates no están diseñados para demostrar conocimientos en las distintas materias que significa gobernar y, menos aún, están dirigidos para un público que más que cuestionar, pueda conectar sentimentalmente con quien pretende convencerles que es su mejor opción para sufragar por ella o él.
Me temo que ya estamos en otro momento, ni los candidatos pueden limitarse a ser simples marionetas en las que simplemente deban mostrar sus capacidades histriónicas, ni los públicos únicamente pueden ser seducidos a través de sus sentimientos e instintos más básicos.
El ensayo de ayer, con los alaridos de un público presente en el foro en pro y en contra de ambas candidatas, no fue muy distinto a lo que este tipo de ejercicios nos tiene acostumbrados, salvo el hecho de que fueron las mujeres las protagonistas, mientras que los hombres estuvieron presentes como interpretes del lenguaje de señas. En efecto, el escenario fue ocupado por tres mujeres: dos candidatas y una moderadora.
En ese sentido, muy digno el papel de las tres, muy alejado de los momentos más vergonzosos en que se usaba el cuerpo femenino como único y exclusivo atributo para un público que se supone ávido de este tipo de espectáculo (ay, Quadri!!!!). Es verdad que la moderadora, por momento, adquirió un papel más protagónico que el de las candidatas, pero no está mal que se increpe a los interlocutores, es benéfico incluso para las propias candidatas para mostrar sus arrestos.
Es interesante que estemos ante un hecho inédito en el país, pues no creo equivocarme que se trata de la primera elección en la que no compiten hombres. Dicho en otros términos, es la primera ocasión en que son dos mujeres quienes compiten por la máxima magistratura de una entidad en el país y un estado que es muy relevante en términos de la cantidad de electores que se movilizarán en los próximos días el mes de junio.
Como se sabe, Delfina Gómez, no solamente está bien posicionada en las encuestas, sino que cuenta con el respaldo de todo el aparato estatal en su versión morenista y, además, con todo el apoyo de la presidencia de la república. Por su parte, Alejandra del Mora, va a contra corriente no solamente en las encuestas, sino que cargan con el pesado lastre que significan los malos gobiernos que respaldan su candidatura y que en el Estado de México han dado muestras de una corrupción que ha llegado a momentos intolerables.
Con todo, Alejandra del Moral, mostró un estilo muy ejecutivo, con conocimientos y cifras que permiten al menos apreciar que eventualmente sus decisiones pueden estar sustentadas en diagnósticos y estudios previos. Así lo hizo en el grave problema del agua potable, la movilidad de las personas y en las propuestas que sostuvo para ampliar las ofertas culturales y de recreación.
Pero resulta francamente desesperanzador que la ciudadanía no tenga más opciones que las que ahora se presentan. Quizás no en lo personal (salvo el caso de Delfina Gómez), pero ambas candidatas muestran inevitablemente los claroscuros de administraciones excedidas. En ese escenario, los mexiquenses no tendrán más opción que elegir lo que aprecien como la menos peor de las opciones. De ahí la casi segura derrota de Alejandra del Moral. |