Hora cero
Veracruz: más de una década de violencia
Luis Alberto Romero
La inseguridad en Veracruz ha sido un tema constante en la agenda estatal durante más de una década. Los registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública muestran que entre 2015 y 2020 la entidad vivió un incremento sostenido en los delitos de alto impacto, lo que colocó al estado en el radar nacional por la violencia y la percepción de impunidad. Homicidio doloso, feminicidio, secuestro y robo a negocios fueron indicadores que durante años mostraron números alarmantes, generando un ambiente de desconfianza social y desgaste institucional.
De acuerdo con cifras oficiales, Veracruz llegó a tener entre 2017 y 2018 uno de los picos más altos en homicidios dolosos, superando los 900 casos anuales. En el caso de feminicidio, el estado se mantuvo de manera constante entre los primeros lugares del país, con más de 90 casos en algunos años recientes, particularmente entre 2019 y 2020. El secuestro, delito que marcó a Veracruz como un territorio inseguro para empresarios y familias, tuvo cifras que superaban el centenar anual. El robo a negocios, por su parte, reflejaba la vulnerabilidad de la actividad comercial con miles de carpetas de investigación cada año.
Sin embargo, a partir de 2023 y sobre todo 2024, los datos oficiales comenzaron a mostrar una mejora. Las carpetas de investigación por homicidio doloso descendieron casi a la mitad respecto a los años más violentos. En feminicidio también se observa una reducción, con poro más de 50 casos registrados en 2024, cuando en años previos se contabilizaban más del doble. En lo que va de 2025 se registraron 17 casos entre enero y julio.
El secuestro registra una baja drástica: mientras en 2018 hubo meses con más de diez denuncias, en 2024 la incidencia se redujo en promedio a 2 casos por mes. En cuanto al robo a negocios, las cifras también muestran una disminución progresiva, con descensos sostenidos en las carpetas abiertas.
Los reportes del Observatorio Nacional Ciudadano confirman esta tendencia. Con base en sus series históricas, Veracruz presenta a partir de 2024 una curva descendente en delitos de alto impacto, algo que contrasta con el estancamiento o el repunte que se vivía en años anteriores. Este descenso, aunque insuficiente para cantar victoria, marca un cambio en el panorama de seguridad estatal.
La explicación de este viraje no puede reducirse a un solo factor. Por un lado, la coordinación entre fuerzas federales y estatales ha permitido contener delitos de alto impacto; por otro, la política de prevención y programas sociales ha generado una base de apoyo comunitario. Sin embargo, la impunidad y la falta de denuncias son problemas que limitan un escenario más optimista. La disminución de las cifras no debe ocultar la necesidad de fortalecer instituciones de procuración de justicia, garantizar sentencias y atender las causas sociales de la violencia.
Hoy, los datos muestran que Veracruz no es ya el mismo de hace una década. La tendencia a la baja desde 2024 ofrece una ventana de oportunidad para consolidar políticas públicas que hagan de la seguridad un derecho real y no solo una aspiración estadística.
El tema de la incidencia delictiva en Veracruz surge a propósito de los recientes hechos de violencia que se han registrado en el territorio estatal.
Pareciera que el crimen avanza más rápido que la capacidad de los cuerpos policiales para contenerlo; y que las acciones instrumentadas son insuficientes; sin embargo, las estadísticas oficiales, basadas en las carpetas de investigación integradas en la fiscalía estatal, muestran una tendencia a la baja que inició en 2024 y que se ha mantenido en lo que va de 2025.
@luisromero85 |