Hora cero
Datos del empleo y pobreza laboral en Veracruz
Luis Alberto Romero
Los datos del segundo trimestre de 2025 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, del INEGI, dibujan un mercado laboral veracruzano que avanza, pero con rezagos que no se pueden maquillar.
La tasa de participación económica se ubicó en 54.6% de la población de 15 años y más, 4.9 puntos por debajo del promedio nacional (59.5%). Es decir, hay menos veracruzanos dentro del mercado laboral que en el resto del país. Aun así, la desocupación estatal luce baja, se ubica en 2.3%; un indicador que a primera vista conforta, pero que exige mirar la calidad del empleo y no sólo su cantidad.
Ahí aparecen los claroscuros. La subocupación —personas que desean y pueden trabajar más horas— fue de 8.6%, 1.4 puntos por encima del registro nacional (7.2%). La tasa de condiciones críticas de ocupación, que captura jornadas extenuantes, bajos ingresos o ausencia de prestaciones, alcanzó 36.6% frente al 32.5% del país. Y el dato más incómodo: la informalidad laboral se situó en 70.1%, 15.3 puntos arriba del promedio nacional (54.8%).
Siete de cada diez personas con empleo en Veracruz operan fuera de la formalidad; es un lastre para la productividad, la recaudación y, sobre todo, para la protección social.
El contexto nacional sí muestra un piso dinámico: 59.4 millones de personas ocupadas, 114 mil más que en el segundo trimestre de 2024. El empleo creció sobre todo en transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento; comercio; restaurantes y servicios de alojamiento; y servicios profesionales, financieros y corporativos.
Veracruz participa de esa inercia, pero lo hace con márgenes más estrechos: menor participación, mayor presión por horas y una informalidad persistentemente alta.
Las áreas metropolitanas añaden matices: en la zona conurbada de Veracruz, la TPEA fue de 54.5% y la desocupación de 3.3%, con subocupación de 8.7%. En la entidad destaca una informalidad comparativamente baja (45.4%) y un peso del trabajo asalariado de 69.0%, rasgos propios de un mercado más formal y con mejores anclas de seguridad social.
Coatzacoalcos ofrece un contraste: mayor participación (58.9%) y el mismo desempleo (3.3%), pero con señales de presión más fuertes —subocupación de 11.8%, TCCO de 33.9% e informalidad de 51.6%—, lo que sugiere un tejido ocupacional más expuesto a vaivenes sectoriales.
En la zona conurbada de Tampico (Tamaulipas y Veracruz) se observó 58.6% de participación, 4.8% de desempleo, subocupación de 5.8%, TCCO de 28.9% e informalidad de 44.0%: indicadores más favorables en calidad, pero con una tasa de desempleo que supera la estatal.
¿Y la pobreza laboral? El INEGI actualizó el indicador para el segundo trimestre de 2025. Veracruz no aparece entre los estados con los niveles más altos —lista encabezada por Chiapas, Oaxaca y Guerrero— ni entre los mayores descensos o aumentos del año (bajas en Quintana Roo, Guanajuato y Aguascalientes; alzas en San Luis Potosí, Estado de México y Guerrero). Un desempeño intermedio: ni desastre ni medalla. La cifra estatal puede consultarse en el cuadro correspondiente del boletín “Pobreza Laboral, 2T-2025”.
La agenda, entonces, es clara: atraer inversión con certidumbre regulatoria, impulsar habilidades —en especial técnico-digitales— y abaratar la formalización para empresas y trabajadores. Sin ese viraje, el empleo seguirá creciendo, sí, pero sobre bases frágiles: muchos dentro del mercado, pocos con salario suficiente y demasiados sin seguridad social. Veracruz no parte de cero; está en la mitad de la tabla. Subir de escalón dependerá de cuánto y qué tan pronto se formalice.
@luisromero85 |