¿Por qué perdió a la oposición?
Por: Efraín Quiñonez León
05/06/24
Tiro Libre
A la opo le ha pasado lo que a la selección nacional cada vez que compite en las justas internacionales por la copa del mundo. En efecto, generó tal expectativa que a fuerza de votos el electorado vuelve a colocarla en el banquillo de los acusados. Como siempre, la selección nacional estimula nuestros sueños, pero con frecuencia en los primeros dos partidos nuestra suerte está echada y sobreviene la catástrofe: fue el técnico, son los directivos, los jugadores que extrañaban a su novia o a su mamacita, fueron los tacos que se comieron y provocaron en los jugadores una diarrea cuata. Los pretextos siempre han sido el estímulo perfecto para repartir culpas y no hacerse cargo del problema generado. Lo mismo ocurre ahora con la opo. Todos se lamentan y se refugian en el victimismo. O se renuevan, o van derechito al teatro de la ignominia y la extinción.
Difiero de los que apuntan que la opo debe hacer un acto de contrición y de reflexión profunda para encontrar las causas de su derrota. Por supuesto que eso debería hacerse o al menos teóricamente podríamos pensar que hacen, pero con el respeto que me merecen (necesitamos actores políticos responsables y consistentes con la ideología así sea esta de derecha. Esto permite que existan contrapesos y oportunidades de cambiar si se desvían de lo que las mayorías reclaman) considero que saben muy bien lo que pasó y lo que necesitan es una actitud menos cínica y de mucho mayor respeto al electorado. Si en el 2018 no tomaron nota del mensaje que los ciudadanos enviamos eso refleja indolencia, menos que ignorancia. Tuvieron seis años para asimilar el golpe y proceder en consecuencia. Les valió un cacahuate. Se necesita tener cara dura como para participar en elecciones y presentarle al ciudadano común a los mismos de siempre, a los que ya ha rechazado con justificada o injustificada razón. Es como invitar a comer a alguien y mientras el que invita degusta un caviar apetitoso, al invitado únicamente se le ofrecen renacuajos. En el fondo, hay un profundo desprecio hacia el ciudadano y ahora deben pagar la factura de sus desatinos. Más vale que así ocurra porque está claro que poco a poco dejarán de gobernar si no son capaces de rectificar o de refundarse.
Por esas mismas razones la oposición nunca pudo ser un bloque viable porque hasta en los sectores ofendidos de este gobierno, jamás pudo procesarse adecuadamente la viabilidad de un proyecto político inexistente y muchísimo menos una renovación de cuadros que incorporara los liderazgos emergentes de la sociedad civil, de la academia, de los ambientalistas, de las mujeres vilipendiadas en este sexenio, de las madres buscadoras que viven día con día una tragedia por sus familiares desaparecidos y tantos otros innecesaria y vilmente sobajados durante estos años; de la inconmensurable legión de víctimas de la violencia y de los pocos grupos que les acompañan. En fin, de todos aquellos que fueron agraviados durante estos años. Insisto, creo que esto fue un exceso del presidente y no era necesaria semejante rudeza sobre todo frente a las tragedias de ciertos sectores.
El polo opuesto no se quedó atrás en la competencia de las diatribas y el insulto. Mientras la oposición contó con el respaldo de los grandes consorcios mediáticos del país, la mañanera se convirtió en la trinchera desde la cual se contrarrestaban los ataques. Bajo un razonamiento elemental y hasta primitivo (con todo el respecto para ellos), la oposición se subió al ring perdiendo un tiempo preciado no solamente para reconstituirse sino, principalmente, para construir una propuesta política viable y responsable, ligada a las protestas y grupos defenestrados por el régimen. No solamente fue absurdo confrontar al poder y convertir la disidencia en un pleito de barandilla. Jugaron un carnaval plagado de lodo y eso no genera adeptos, muchísimo menos votos a favor, antes al contrario.
Mientras esto ocurría, no existió ningún incentivo para cambiar el modelo de comunicación impuesto. La mañanera se constituyó en el termómetro y un espacio controlado de la agenda bajo el dominio de la presidencia. La oposición jugó el juego que al régimen convino. Por esas razones el presidente hasta se ufano de contar con la oposición que ha tenido durante su mandato. Hasta se jacto de condescendiente al decir: “a pesar de todo, se han portado bien”.
Es como comer sapos llegar a la casilla y encontrar en la primera fila a las dirigencias más impresentables de la oposición; no quiero dar nombres pero es de todos conocidos cómo semejante comportamiento es claramente un insulto a la inteligencia. Gracias a dios MC se mantuvo como un remedo de oposición menos pedestre y vulgar. Su candidato, a mi juicio, se desempeño adecuadamente y, por momentos, articuló propuestas de políticas públicas mucho más consistentes que el de las candidatas. Pero incluso este partido tiene en sus filas personajes impresentables, como el gobernador de Nuevo León, y hasta el mismísimo dueño de la franquicia que, como todo buen veracruzano de prosapia, impuso a su vástago como candidato al senado. Como si los partidos fuesen un asunto de sumar a la prole, como otra de las familias veracruzanas que literalmente ha convertido a los distintos partidos en que militan en una red de parientes e incondicionales. Un miembro de esta familia de políticos famosos ha llevado la máxima lopezportillista de pretender heredar el poder a su primogénito y, a fuerza de votos, el electorado lo puso en su sitio.
Resulta un imperativo moral la renuncia de todas las dirigencias que perdieron (PAN, PRI, PRD). Sus dirigencias deben dimitir en lo inmediato y deben de dar paso a la reconstitución de sus estructuras y liderazgos. Oh, paradoja!!!! Manlio Fabio Beltrones, expresidente del PRI, tuvo más congruencia política al renunciar a la dirigencia en 2016 después de los malos resultados electorales. Incluso MC que, aunque retuvo la franquicia, debe renovar sus dirigencias y dejar de ser tutelados por un político de la vieja escuela priista. ¿No que son la nueva política? Esa nueva política es inviable sin la más mínima congruencia y el dueño debe pasar a retirarse o jubilarlo. Y, en algunos casos, por ejemplo, el PRI y el PRD, deberían dar lugar a su extinción porque ya no representan prácticamente a nadie en el país y resulta las peores lacras del espectro político-partidista. Únicamente sirven para que sus dirigentes obtengan cargos (y ya cada vez menos, afortunadamente) y extraigan rentas con cargo al erario público.
No está demás reflexionar brevemente en torno a los ganadores; mejor dicho, sobre las rémoras con las que ha tenido que cargar el hoy partido hegemónico. El PT y el Verde, desde siempre, más que partidos resultan una suerte de despachos para hacer y colocar candidatos. Eso es una práctica que bien puede calificarse de rentismo político; por la misma razón eso les produce buenos dividendos económicos. Morena debería dejar de cargar esos lastres, estas elecciones han demostrado que ya no los necesita y sí pueden convertirse en el futuro inmediato en saldos negativos que al nuevo gobierno no le conviene tener. Pero a Morena tampoco eso le importa mucho, difícilmente se abrirá a la pluralidad y a las causas que no sean las de los pobres, cosa que es correcta y justamente es el mérito que las anteojeras de la oposición no puede ver, pero que resulta limitada de cara al futuro porque entre menos pobres, más capacidad de crítica. |