FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
REMEDO DE REPÚBLICA
“Ya solo restan veinticuatro días para que se vaya a ... su rancho”
Comienzo haciendo una pregunta: ¿Llegamos alguna vez a vivir en una república federal, democrática y liberal?
La respuesta que considero más acertada para esa cuestión es que en el papel desde 1857 y en la realidad, solo lo estuvimos intentando desde 1995 hasta 2018 en lo federal y en lo local, nunca.
Con lo señalado anteriormente, no niego que durante el régimen del partido único no hubo momentos precursores a la implantación de la democracia liberal como lo fue la creación de los entonces llamados “diputados de partido” que luego fueron convertidos en los plurinominales, pero los momentos que marcaron el inicio real de la democracia en México fue la reforma al poder judicial que convirtió a la Suprema Corte de Justicia en un tribunal eminentemente constitucional, la ciudadanización de la autoridad electoral, la independencia legislativa, que durante dos décadas fue real, y la creación de organismos del Estado mexicano independientes a los poderes constituidos con facultades y objetivos específicos y que por la naturaleza y trascendencia de sus funciones, resulta necesaria su independencia para beneficio de los gobernados.
Sin embargo, tal modelo de gobierno a pesar de estar plasmado en la letra d la constitución y de ser machacado como el mejor desde la escuela primaria, en realidad nunca llegó a arraigar en la mente de los mexicanos y muestra de ello es que las entidades federativas, siempre fueron pequeños reinos dentro de la república.
Y por esa razón casi nadie, siquiera ha levantado una ceja ante la destrucción institucional que hemos vivido en estos últimos seis años
Valga esta breve reflexión para comprender parte de la situación que hoy se vive, ya que es una realidad que la democracia liberal y federalista nunca se arraigó en los vecindarios mexicanos.
Ahora bien, si a esta cuestión cultural le añadimos la repartición de algunos pesos y la explotación de sentimientos negativos, como lo es el resentimiento social, por parte de un merolico persistente que difunde un mensaje que no busca la superación de los más desfavorecidos, sino que busca el perjuicio de quienes osan oponérsele, a quienes señala de ser los perversos que han mantenido a la mayoría en la miseria, aunque nada tengan que ver; el resultado es la generación de una mera ilusión de progreso que gana votos y con ellos elecciones.
Más todo eso en realidad no fue suficiente para dominar por completo a un país como México y por ello, desde el gobierno recurrieron a otra debilidad humana muy arraigada en México como lo es la corrupción que en este caso se manifiesta en el oportunismo sin escrúpulos con tal de tener un buen puesto o canonjías.
Con ello fue que lograron que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, sí leyeron bien: del Poder Judicial de la Federación, le diera una puñalada trapera a su propia institución al validar unas mayorías legislativas que no se crearon en las urnas.
Y también con ese mismo mal, han acabado con el parlamentarismo mexicano, ya que nunca se había visto que una legislatura que apenas inicia (cuyos integrantes ni oficina tienen asignada y ni mucho menos ha conformado sus comisiones) haya sesionado en un lugar que ni siquiera es su sede para aprobar una reforma constitucional que no conocen a fondo; valga la insistencia, la mayoría de los legisladores son nuevos y por ello, el dictamen que aprobaron es desconocido por ellos.
Así es, el merolico de palacio critica a los jueces porque supuestamente no trabajan y pasa por alto que sus legisladores lo hacen aún menos y ganan sueldos más altos.
Porque, es corrupción decidir cuestiones de muy alta trascendencia para la nación sin conocer ni mucho menos reflexionar sobre la cuestión; los diputados y senadores gobiernistas representan el antiparlamentarismo en su más puro estado.
Aunado a lo anterior, los “legisladores de López” han ignorado a todos los que se oponen a la ofrenda que, alguno de ellos dijo, quieren entregar a su amo y así, despreciaron los foros que ellos mismos hicieron y jamás dialogaron con los involucrados en el tema.
En pocas palabras, la pseudoizquierda que dice gobernar es justamente lo contrario a lo que decían que iban a ser si es que llegaban al poder.
México va camino, si es que no llegó ya, a ser solamente un remedo de república.
[email protected]
Twitter: @FelipeFBasilio