FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
EL INNOMINADO Y LOS CRIMINALES QUE LO ESTÁN ATENDIENDO
Cinco estados de la República Mexicana fueron devastados por un sistema meteorológico que no alcanzó la categoría de tormenta tropical y por ello no tuvo nombre.
No tuvo nombre por falta de fuerza en los vientos, pero sí que tuvo muchas nubes y, por esa misma razón, también tuvo mucha lluvia.
Y como bien sabemos, la lluvia en exceso provoca inundaciones y las inundaciones hacen que los ríos se desborden y los desbordamientos de los ríos provocan tragedias enormes.
Esto, al igual que los sismos, las erupciones volcánicas, los tsunamis y los huracanes en toda la extensión de la palabra, son cosas que, hasta la fecha, corresponden a la naturaleza y por lo mismo, la ciencia humana no ha podido evitar.
Ahora bien, la humanidad tampoco se ha quedado cruzada de brazos y si bien no puede evitar las desgracias naturales, sí las ha estudiado y en consecuencia ha conseguido saber en qué lugares es más fácil que se produzcan y también ha diseñado mecanismos tanto para prevenirlas como para la reconstrucción que necesariamente se tiene que llevar a cabo una vez que sucede alguna desgracia natural.
Tan es así, que sabemos que si vivimos en una isla volcánica es muy probable que tengamos que hacer frente a una posible erupción; así como también sabemos que, si nos establecemos en una ladera, cualquier día puede darse un alud que sepulte todo lo que ahí hemos construido.
Siguiendo en esta tónica, en México se sabe perfectamente que hay una temporada de huracanes que abarca de mediados de mayo hasta noviembre y que hay otra de frentes fríos o nortes que va de septiembre a mayo y también se sabe, sin tener duda alguna, que en ambas va a haber vientos con intensidad destructiva y que en la primera de las mencionadas va a haber lluvias torrenciales, mientras que en la segunda va a haber heladas.
En esto no puede caber ningún margen de error, ya que es la historia de todos los años y lo único imprevisible es el lugar exacto en donde la desgracia natural va a ocurrir, pero de que va a ocurrir, va a ocurrir.
Entonces la pregunta que cabe hacerse es ¿Por qué si el gobierno mexicano sabe que todos los años existe más del noventa por ciento de posibilidades de que un fenómeno meteorológico impacte en algún lugar del país, en lugar de destinar cada vez más fondos a las instituciones encargadas de vigilar, prevenir y, en su caso, reconstruir, se los quita y deja todo a la improvisación?
Porque aquí no solo nos limitamos a mencionar la desaparición del Fonden, que por cierto era uno de los instrumentos mejor desarrollado tras décadas de experiencia en esta materia, por una supuesta corrupción que nunca se demostró.
Sí, el Fonden era importante y ahora que no existe, sacan dinero para dizque reconstruir de donde pueden y hasta de fondos para el pago de salarios.
Pero como comentábamos, hay daños todavía más graves e imperdonables como la brutal disminución que le han hecho al presupuesto del Sistema Meteorológico Nacional (S.M.N.) y al de prevención de desastres naturales; tan solo para el 2026 se prevén recortes de más del diez por ciento y si consideramos desde el tiempo que llegó la transformación que no fue ni tampoco será, hablamos de disminuciones de más de un tercio de lo que se les destinaba.
Es difícil de creer que México es un país que se sabe expuesto año con año a los caprichos de la naturaleza y en lugar de asignar más presupuesto para su prevención y/o reconstrucción, se los quita y en grandes cantidades.
Eso es lo que es imperdonable y también es algo por lo que a los que están al frente del gobierno federal y de muchos estados, se les debe de tildar de criminales, ya que no hay otra palabra que describa mejor su actuar.
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