FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
DESAMPARADOS
Miente la señora Sheinbaum cuando se llena la boca diciendo que ahora México es más libre que nunca y que el pueblo manda como nunca antes lo había hecho.
Y sí, miente porque mientras dice eso, hace justo lo contrario al enviar una nueva iniciativa para limitar aún más los efectos del juicio de amparo.
No conforme con haber convertido en una farsa al Poder Judicial, no hay que olvidar que, si bien esa perversa iniciativa fue de la autoría de su mentor y amo político, quien la materializó de manera fría y sistemática fue ella y solamente ella.
Lo anterior es necesario mencionarlo, porque el proyecto autoritario no se conforma con poner a personajes ridículos y/o novatos para operar el sistema judicial y por ello le es necesario también pulverizar el marco jurídico de los medios de defensa que limitan al poder público.
Es decir, se ponen dos candados uno formal (marco legal) y otro material (operadores jurídicos) para limitar los verdaderos derechos que puede un gobernado oponer ante una posible arbitrariedad cometida por parte de cualquier autoridad.
Al comentar esto, no vamos a perder el tiempo hablando de un artículo transitorio mezquino (la retroactividad de las reformas en los juicios de amparo ya iniciados) propuesto por un senador igual de mezquino (Manuel Huerta Ladrón de Guevara), porque eso ya está superado y es la “zanahoria” supuestamente garantista que oculta al verdadero garrote opresor que consiste en limitar al modo de casi extinguir la figura de la suspensión provisional, al liberar a los servidores públicos de cualquier responsabilidad por incumplir una sentencia de amparo y dejar en la absoluta indefensión a quienes se les pretenda ejecutar el cobro de un crédito fiscal o a quienes busquen declarar su prescripción.
Para esto último se van a hacer adecuaciones también al Código Fiscal y la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Administrativa con la finalidad de que tampoco existan ni el recurso de revocación ni el juicio contencioso administrativo en esos casos.
Como bien se puede ver, las limitaciones a la defensa en contra de los actos de autoridad son bastante delicadas y prácticamente vuelven ineficaz al único medio de defensa con el que contamos los gobernados frente a los abusos y arbitrariedades cometidos por las autoridades.
Un amparo que no es capaz de suspender el acto reclamado, es un amparo que no sirve para nada.
Así es, el amparo es un juicio que se instaura para revisar si la actuación de cualquier autoridad que afecta a un gobernado se encuentra apegada a las normas constitucionales y convencionales que tutelan los derechos humanos y como todo juicio puede llegar a ser muy largo.
Y precisamente para ello es que se creó la figura de la suspensión del acto reclamado, ya que por elemental lógica el acto de autoridad no se debe de consumar hasta que se haya demostrado plenamente su constitucionalidad y/o convencionalidad; ya que, de lo contrario (como lo pretende la iniciativa de Sheinbaum) se cometería el abuso y después se juzgaría su legalidad.
En lenguaje simple y llano significa: “primero mátalo y después viriguas”.
Y si a ello le sumamos el que los servidores públicos van a dejar de ser responsables del incumplimiento de las sentencias de amparo para trasladar esa responsabilidad a las dependencias en las que laboran, pues la cosa se pone aún peor debido a que, a decir verdad, si ellos no pagan las multas y en su lugar las paga el Estado, no les va a importar incumplir una sentencia amparadora.
No les miento, hasta este momento uno de los mayores temores que tiene un servidor público es el de las multas a las que se pueden hacer acreedores por incumplir dentro del plazo legal una determinación de un tribunal de amparo y si este temor desaparece, pues ya se imaginarán lo que va a suceder.
En cuanto a la indefensión absoluta en la que pretenden dejar al gobernado frente a cuestiones tributarias y administrativas, por su naturaleza y complejidad merecen un texto aparte y en esta ocasión solo me limitaré a señalar que no solo pretenden eliminar el juicio de amparo en contra de ellas, sino que también buscan eliminar cualquier medio de defensa ordinario en esas materias.
Como bien puede darse uno cuenta, la iniciativa de Sheinbaum busca convertir al país que creó el juicio de amparo en una tierra de desamparo.
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