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Jueves 17 de octubre de 2024
Enchilados

Actualizado: 2024-06-13

Enchilados


Por: Efraín Quiñonez León


13/06/24


Tiro Libre


Desde que me robaron la última pantalla no he vuelto a ver programa alguno en la televisión abierta. De hecho, el modelo de televisión que conocimos los jovenazos que ahora contamos con 50 o 60 años va en retirada. Con la masificación del internet y la comunicación a través de dispositivos móviles la diversificación de espacios de entretenimiento e información prácticamente se han multiplicado no al infinito, pero sí considerablemente. El viejo espectro radioeléctrico dominado por uno o dos consorcios mediáticos en el país se ha venido modificando en los últimos años. Lo cual ha significado una pérdida de interés de los usuarios o consumidores, quienes han migrado hacia otras plataformas o medios con el fin de satisfacer sus necesidades informativas o de entretenimiento.


Por lo tanto, muchos usuarios han transitado del acostumbrado espacio mediático de las grandes compañías dominante, a las alternativas que se han abierto por el internet. En este sentido, muchos publicistas y periodistas tienen ahora su propio canal transmitiendo por las redes, pero igualmente brotan espontáneos que ven coronados sus irrefrenables deseos por la vanidad de algunos segundos de gloria. Todo mundo tiene derecho a dar su opinión, pero no todas son válidas y mucho menos sustentadas. Pero el carnaval parece ser el signo que caracteriza nuestro tiempo.


El agudo (es demasiado decir) filósofo del improperio, el publicista, Carlos Alazraki, ha construido su trinchera comunicacional para difundir una gran enciclopedia de insultos para banalizar y contribuir al debate jacarandoso. Antes de construir Atypical TV, intercambió algunas ironías con el empresario dueño de Radio Fórmula, Alejandro Azcárraga, mientras se despedía como animal herido por haber sido cancelada su participación en ese espacio radiofónico. Pero el publicista, fiel a su causa y prosapia, se retiró propinando un condensado mensaje en su típico y silvestre lenguaje: “… no me agradecerán nada, ya lo sé. No importa que me den una patada por el cu…” banito soy señores…. Me tomo cierta licencia poética para matizar un poco el dicterio.


Muy orgulloso de sus logros en el espectro mediático, el publicista saca el pecho por sus glorias comunicativas y se ufana de haber sido despedido de Radio Fórmula porque, nos dice, “afortunadamente eso nos permitió crear Atypical TV y nos está yendo muy bien”.


Alazraki se pregunta ¿por qué perdió la oposición? Y de nuevo arremete en contra de quienes decidieron respaldar por un segundo periodo a los candidatos de Morena porque, según el publicista, “vendieron su voto”. Como si la ofensa esgrimida no fuese suficiente, vuelve a embestir como un toro de lidia al borde del infarto por los sufragios que se le entierran como filosas dagas en el cuerpo. Arremete contra los servidores de la nación como la base militante del morenismo a sueldo, es decir, pagado con dinero público, que se esmeran en traficar los votos que habrían de hacer triunfar a los candidatos del régimen. Cegado por la iracundia profiere ofensas a diestra y siniestra como si repartiera pastelillos en una kermes de pueblo y todo parece indicar que, en ese plano, el publicista es magnánimo, no hace ni por pudor economía alguna de las ofensas, no se detiene a pensar que la diferencia de sufragios entre la ahora presidenta electa y su más cercana contrincante fue la insignificante cifra de 20 millones de votos. Ante tal contundencia, Alazraki avasalla hasta a sus propias neuronas con su incontinencia verbal que lo obnubila y le impide pensar que los ciudadanos hayan decidido respaldar a un gobierno que por lo menos los atiende y, pese a todos sus errores e incapacidades, trató de cumplir su autoimpuesta misión de redimir a millones de mexicanos excluidos del desarrollo. Es verdad que pudo existir compra y coacción e incluso inhibición del voto por las situaciones de violencia en algunas partes del país, pero la contundencia de los resultados convierte en irrelevantes semejantes argumentos. Más aún, resulta un despropósito monumental descalificar a los ciudadanos por la manera en que sufragaron, convirtiendo sus dichos en agravios inmerecidos. Para ellos resulta inaceptable todo aquello que no se ajuste a las coordenadas de sus deseos.


Suelen acompañar a Alazraki un trío que completa la escuadra de afrentosos jinetes del apocalipsis que deliran mientras externan sus anhelos espeluznantes que nos ponen los pelos de punta. Tres gallardos vejetes dispuestos liarse a golpe de injurias en el ring mediático y una amazona cuyo recato verbal la convierten en ese cuadro como digna representante de la vela perpetua. El señor Lozano, quien fuera calificado como analfabeta funcional por la ex-coordinadora de campaña del todavía presidente, Tatiana Clouthier, no tiene recato alguno para esgrimir dentro de la rusticidad de sus análisis una que otra invectiva. El cadete que con singular soltura y frescura se refiere a sus colegas diputados como “hijos de su pelona madre”, con el fin de no dejar sin respuesta ninguna afrenta. Resultan memorables sus escarceos verbales con Noroña. Ni modo, hasta los progresistas tienen derecho de incorporar a sus filas alguien que convierte la iracundia en mérito a fin de encarar con pundonor una autoestima mancillada. Demasiada testosterona que se corresponde, en la práctica, con la tesis que materializa una virilidad venida a menos: si las cosas se pueden arreglar mediante insultos no tiene ningún sentido perder tiempo en dialogar.


Se suma a la escuadra el ínclito periodista, Pedro Ferriz, quien como ave de mal agüero vaticinó y deseó una crisis económica que hiciera naufragar este sexenio. En la irrealidad en la que vive cree suponer que un colapso podría dejarlo indemne. Este señor sin tapujos confiesa que odia al presidente y AMLO lo confirma en una de sus mañaneras que, en efecto, “son sinceros” en ese sentimiento que le profesan con denuedo cual doctrina. Es de los fichajes más recientes que, para no quedarnos atrás en el lenguaje futbolero, el cineasta Alazraki ha incorporado a su canal de una de las plataformas más famosas del espectro mediático. Y tan pronto se integra a las filas de este concierto de voces en contra del régimen, adopta con singular disciplina la retórica prácticamente colectiva que tiene en la ofensa como principal argumento para quien estimula su cólera.


Engreídos hasta la alucinación, más allá de la tosquedad de sus peroratas plañideras mediante las cuales encubren su incredulidad ante el veredicto popular y sus frustraciones derivadas de las derrota, todavía se jactan de demócratas porque creen que con su retórica incendiaria plagada de improperios convocan algún interés entre la ciudadanía. Pero estos próceres del vituperio pueden sorprendernos cuando con humildad insólita y casi como un ruego solicitan no ser abandonados por sus seguidores.


Después de pasar por el enojo, las frustraciones y la abatimiento, uno puede sentirse descolocado frente a una emisión que no acierta a identificar si se trata de una telenovela, infoentretenimiento, comedia o todo al mismo tiempo. Empecinados en la dictadura que viene, según ellos, se preparan para mantener la llama de sus exabruptos, pero mientras se descalifiquen así mismos serán inofensivos y no aportarán más que material para la hilaridad y la ironía.

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