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| Un acto de cordura |  
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| Actualizado: 2020-10-09 |  
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| EL PODER DEL PUEBLO 
 Un acto de cordura
 
 Lic. Rub�n R�os Uribe
 
 Como en los viejos tiempos, el Fondo Monetario Internacional nos dijo lo que tenemos que hacer con Pemex: buscar asociaciones con el sector privado para obtener capital, desprenderse de activos no esenciales, abandonar campos no rentables y, la joya de la corona, suspender indefinidamente �si no es que para siempre- la construcci�n de la refiner�a de Dos Bocas.
 
 Como en los nuevos tiempos, no le hicimos caso.
 
 En las �ltimas d�cadas, la palabra del FMI era ley. Para el Gobierno de M�xico en manos de economistas neoliberales era impensable apartarse de sus lineamientos. Obedecerlo al pie de la letra no era ning�n motivo de preocupaci�n, verg�enza o remordimiento. Al contrario, obtener una estrellita suya en la frente era motivo de prestigio internacional, una raz�n para sentirse orgulloso y una confirmaci�n de que se estaban haciendo bien las cosas. Se pod�a dormir tranquilo como duermen tranquilos los capitanes de barco que ignoran que se dirigen a una tragedia.
 
 El problema eran los resultados.
 
 Una l�gica muy elemental nos dice que cuando la teor�a y la realidad no coinciden, la realidad no puede estar equivocada. Los cient�ficos de ciencias duras lo saben muy bien. Cuando la observaci�n de un fen�meno contradice sus teor�as, por ejemplo los f�sicos, no le echan la culpa a la realidad, sino que se ven obligados a repensar y reescribir sus f�rmulas. Algo debe estar mal, en algo me equivoqu�, piensan. Los cient�ficos serios siempre tienen el borrador a la mano.
 
 A los economistas neoliberales parece que les cuesta m�s trabajo reconocer su error. Insisten en que sus f�rmulas son las correctas, mientras la realidad de pobreza, desigualdad, injusticia social, p�rdida de calidad de vida, inminente colapso de nuestro sistema de pensiones, depredaci�n de recursos naturales, rezago educativo, migraci�n forzada, patrimonio cultural en riesgo, sistema de salud precario y un largo rosario de fen�menos derivados de lo anterior: violencia, drogas, desintegraci�n social les escupen en la cara su error.
 
 Desobedecer al FMI no es un asunto de arrogancia ideol�gica. Es un tema de elemental sentido com�n, porque sus f�rmulas no s�lo no parecen habernos ayudado, sino que nos han hundido en una situaci�n donde 52 millones de personas son pobres y, de ellas, 9 millones son extrema pobreza, definici�n que incluye padecer hambre.
 
 As� que mexicanas y mexicanos podemos celebrar que tenemos un Gobierno que ejerce su Soberan�a, que respetuosamente declina las amables indicaciones del FMI como lo que son y que sigue por la ruta que dicta la sensatez, como quien abandona una dieta que lo ha enfermado.
 
 Hoy, afortunadamente la refiner�a de Dos Bocas sigue en marcha.
 
 Concluy� con la famosa frase que se le atribuye err�neamente a Albert Einstein. En verdad nadie sabe qui�n la dijo, pero su origen an�nimo no le resta raz�n: locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes.
 
 
 *Diputado local. Presidente de la Mesa Directiva.
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