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Viernes 26 de abril de 2024
Comparecencias de gabinete: fr�volas, caras e in�tiles

Actualizado: 2020-12-02
Comparecencias de gabinete:
fr�volas, caras e in�tiles

Rafael P�rez C�rdenas


Por diversas circunstancias, me ha tocado participar en un n�mero importante de comparecencias de integrantes del gabinete con motivo de la glosa de los informes del Gobernador en turno. Junto a gente muy experimentada, he pasado semanas enteras preparando la visita al Congreso, he participado en la log�stica legislativa o he cubierto como reportero para Formato Siete.

Con honrosas excepciones, las comparecencias resultan eventos fr�volos, caros e in�tiles que poco abonan a la rendici�n de cuentas y la transparencia. En la mayor�a de los casos, se trata de pasarelas pol�ticas que sirven para medir la capacidad de operaci�n de un funcionario y no necesariamente su popularidad o eficiencia. En casos excepcionales, tambi�n son una muestra de arrogante poder en el que se cierran calles, se llenan de polic�as y se hace un despliegue absurdo de bur�cratas, sindicatos u organizaciones sociales.

A�n con las mejores intenciones, las comparecencias son un derroche de recursos humanos y materiales que no sirven m�s que para la nota del d�a siguiente. Luego del informe del Gobernador �lo que marca el inicio de las comparecencias- cientos de bur�cratas del gobierno estatal abandonan sus tareas sustantivas para dedicarse a preparar un n�mero infinito de tarjetas con datos, cifras, acciones e im�genes que ser�n presentados a un pu�ado de diputados dispuestos a dos cosas: golpear y defender, seg�n su relaci�n con el partido en el poder.

En los escritorios de toda la administraci�n p�blica se concentra la informaci�n, se procesa y se prepara incluso para el peor de los escenarios. En muchos casos, se parte de la l�gica de cu�l ser�a la pregunta m�s dif�cil que podr�a hacer la oposici�n y qu� es lo que deben responder; y claro, tratar de reducir el riesgo y la sorpresa al m�nimo.

Al mismo tiempo, los personeros del funcionario en cuesti�n realizan un eficaz cabildeo entre diputados de las distintas fuerzas pol�ticas para granjear simpat�as y mitigar cr�ticas fundadas o no. A los aliados y compa�eros de partido, se les siembran las preguntas m�s dif�ciles para mojar la p�lvora a los de enfrente; a los representantes de la �oposici�n�, se ofrendan favores, gestiones y cortes�as a cambio de cuestionamientos pactados o ausencias voluntarias al recinto.

As�, el coordinador parlamentario del grupo de mayor�a �aunque tambi�n lo hacen los otros partidos- suelen distribuir previamente las preguntas a los diputados con el af�n de que el compareciente no se vea en aprietos a la hora de responder. Es una especie de blindaje que otorga la afinidad pol�tica y partidaria. Esa es la raz�n por la que muchos diputados tropiezan a la hora de hacer preguntas sobre temas de los que no tienen la m�s peregrina idea, mismas que el funcionario suele responder con prontitud y confianza.

Por supuesto, esto no lo hacen todos los comparecientes, s�lo aqu�llos que tienen proclividad a los reflectores, recursos suficientes �para operar� o quienes tienen un proyecto pol�tico enfrente. Lo hacen tambi�n los m�s vulnerables, aqu�llos cuyas responsabilidades son m�s delicadas y los resultados m�s cuestionables, por lo que requieren de un mayor control de da�os.

Del lado del Congreso, son los coordinadores parlamentarios los responsables de la operaci�n pol�tica. Son quienes organizan al reba�o para evitar que el compa�ero de partido caiga en las fauces de la oposici�n. Si la comparecencia amenaza con hacer crisis, entonces hordas de diputados afines salen en defensa del funcionario elogiando sus logros y agradeciendo las gestiones recibidas. S�lo cuando se carece de operaci�n pol�tica las cosas se pueden poner color de hormiga.

Es una puesta en escena donde todos conocen muy bien sus di�logos. El funcionario sabe lo que le van a cuestionar d�as antes de comparecer; los diputados, parad�jicamente, suelen enterarse de lo que van a preguntar el mismo d�a de la comparecencia. Por eso es que la informaci�n est� controlada, no hay datos nuevos y se suele privilegiar el mensaje que ser� la nota destacada del d�a siguiente. Por supuesto, la operaci�n tambi�n alcanza a medios y reporteros.

Y como si se trata de una obra maestra, una vez que cae el tel�n, los protagonistas corren a celebrar �el �xito� como si este fuera espont�neo. Hasta ahora son casi b�blicas las bacanales organizadas por los poderosos funcionarios en lujosos restaurantes o en residencias privadas, en las que suelen hacer alarde de la forma en que libraron la aduana legislativa.

Las cosas no han cambiado. Muchas de las comparecencias realizadas en las �ltimas dos semanas s�lo confirman que estas pr�cticas siguen intactas; que est�n arraigadas m�s all� de la ideolog�a y los colores de los partidos que controlan el Congreso. Se ha demostrado que aun en medio de la pandemia hay que demostrar el m�sculo si se quiere un proyecto a futuro.

Lo curioso es que tanto funcionarios, legisladores y hasta medios de comunicaci�n est�n convencidos de su ineficacia y se expresan a sotto voce porque desaparezcan o por lo menos se les cambie el formato. Pero no lo dicen porque para todos hay una ganancia.

Hoy la nueva clase pol�tica �en algunos casos en la misma- disfrutan de la popularidad y el dinero que les da el poder, de la misma forma que lo hac�an pri�stas y panistas. Mientras, los veracruzanos s�lo miran el espect�culo con desd�n.

La del estribo�

1. En la sesi�n de este jueves, el Congreso local recibir� la minuta del Senado por la que se reforma la Constituci�n federal en materia de fuero. Se pretende que hoy mismo se vote el dictamen luego de que se turne fast track a la comisi�n correspondiente. En realidad el Presidente no pierde el fueron s�lo se ampl�a el cat�logo de delitos por el que puede ser juzgado, algo que deber� pasar un proceso legislativo. Casualmente, ese es el fuero.
2. En medio del pico de la pandemia, el gobierno federal alimenta la expectativa de que antes de fin de a�o tendremos lista la vacuna. Dicen tener listo lo m�s importante: la compra, adquisici�n, la conservaci�n, distribuci�n y aplicaci�n. Pero nadie habla de los riesgos: el mercado negro, las vacunas falsas, la delincuencia y el eventual robo de lotes como ha sucedido con medicinas. Tener la vacuna resultar� lo m�s f�cil.


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