|
Hora cero
Veracruz: entre el empleo perdido y la economía informal
Luis Alberto Romero
La economía veracruzana parece moverse entre dos realidades: la que muestran los indicadores oficiales y la que enfrentan día a día miles de familias.
Mientras los reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía plantean un panorama relativamente estable, los estudios de organizaciones independientes revelan un escenario más preocupante.
El INEGI reportó el pasado 26 de agosto que Veracruz registra una tasa de desocupación de apenas 2.3%, equivalente a 80 mil 248 personas sin empleo. La cifra, por sí sola, podría parecer alentadora, especialmente si se compara con la media nacional de 2.7%. Sin embargo, el mismo instituto advierte que el 70.1% de la población ocupada labora en condiciones de informalidad, sin seguridad social, prestaciones ni acceso a servicios médicos o pensiones. Es decir, el problema no es solo quién tiene trabajo, sino en qué condiciones lo tiene.
En contraste, el análisis de la organización México, ¿cómo vamos? ofrece una lectura menos optimista.
De acuerdo con esta fuente, la economía veracruzana retrocedió -0.4% en el primer trimestre del año. Y lo más grave: entre enero y septiembre de 2025, se perdieron 7 mil 338 empleos formales, cuando la meta era generar más de 50 mil.
Detrás de estos números hay un deterioro silencioso del mercado laboral, que se refleja en el aumento sostenido de la informalidad, la cual creció casi dos puntos porcentuales en solo un año, al pasar del 68.3% en el segundo trimestre de 2024 al 70.1% en 2025.
A esta situación se suma el golpe reciente que sufrió la economía regional del norte de Veracruz, tras las devastadoras inundaciones del 9 y 10 de octubre. Miles de familias perdieron viviendas, cosechas y fuentes de ingreso. Se prevé que la pérdida de empleos en esa zona sea significativa, especialmente en sectores como el comercio, la agricultura y los servicios.
El impacto de las inundaciones en la economía regional podría ser durísimo, por lo que una vez lograda la recuperación total de la infraestructura y librada la emergencia sanitaria, será necesaria la inyección de recursos públicos y la inversión que genere nuevos espacios laborales.
El reto no se limita, por tanto, a reconstruir caminos y viviendas, sino también a recuperar empleos.
La recuperación económica no puede reducirse a un discurso de cifras; necesita acciones concretas: incentivos para las pequeñas empresas, programas de empleo temporal, apoyos a la producción rural y estrategias para reducir la brecha entre la formalidad y la supervivencia.
Porque detrás de cada porcentaje hay historias reales: pequeñas empresas en crisis, trabajadores sin seguro, madres sin ingresos, y jóvenes sin oportunidades.
@luisromero85 |