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Miércoles 15 de enero de 2025
La difícil y compleja tarea de gobernar

Actualizado: 2025-01-01

La difícil y compleja tarea de gobernar


 


Por: Efraín Quiñonez León


01/01/25


       


                                           La difícil y compleja tarea de gobernar


Por: Efraín Quiñonez León


31/12/24


Tiro Libre


Claudia Sheinbaum, llegó al poder con un respaldo popular inobjetable y contundente. Han pasado cerca de cien días de gobierno y aunque se experimentan tensiones que podrían ser atribuibles a los cambios de una administración a otra; lo cierto es que cobran mayor relevancia las tensiones y diferencias al interior del grupo en el poder, que los aciertos que se puedan tener en el ejercicio de gobierno.


Hemos llegado así al final de un año que podría calificarse de trepidante, si nos atenemos a los cambios que se han llevado a cabo en los últimos meses; particularmente desde las proclamas lanzadas por el expresidente López Obrador en el mes de febrero, que incluían una serie de reformas constitucionales que modificarían sustancialmente el mapa institucional del Estado mexicano porque contemplaba la desaparición de los órganos autónomos y, sobre todo, la transformación completa y profunda de uno de los poderes de la unión: la Suprema Corte de Justicia de la Nación.


Sin embargo, no sería descabellado afirmar que la presente administración se trata de una presidencia que a menudo es desafiada no por la oposición, sino por los conflictos de poder que ahora estallan al interior mismo del morenismo. En efecto, las medidas de política pública que se van aplicando con relativo éxito a menudo son opacadas por los conflictos internos.


Dos temas en los que se ha destacado la presente administración pueden ilustrar cómo las buenas noticias y ensayar medidas de gobierno diferentes o contrastantes con la presidencia anterior, no necesariamente se reconocen como tales sino que, peor aún, escasamente llaman la atención a pesar de su importancia. En materia económica, a pesar de que se cierne un panorama sombrío para el año próximo debido a los recortes presupuestarios, al menos no deja de ser una buena noticia los incrementos a los salarios mínimos que acaban de otorgarse. En este tema, no solamente es desafiante por las políticas restrictivas sino, además, porque a partir de enero hay cambio de gobierno en nuestros vecinos del norte y quien ocupará la Casa Blanca ha amenazado de aplicar unilateralmente aranceles a los productos o bienes elaborados en México si no se combate a las redes delictivas que operan en territorio nacional y se detiene de manera más efectiva la migración transnacional.


El problema de la inseguridad es otro de los asuntos en donde este gobierno por lo menos intenta hacer algo distinto. Con la detención extraterritorial de, Ismael “el mayo” Zambada, se desató una ola de violencia principalmente en Sinaloa; misma que ha implicado una intervención directa del gobierno federal a través de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, con la participación in situ del funcionario que se desempeña en el cargo, Omar García Harfuch. Hasta ahora, pese al escalamiento de la violencia en aquella entidad, las políticas de contención parecen estar dando los efectos deseados. De acuerdo con información oficial, hasta la fecha se han decomisado armas y vehículos de las bandas del narcotráfico de aquella entidad; se ha detenido a más de 500 personas ligadas a algunas de la redes criminales que operan en esa zona. Existen más de 2 mil efectivos del Ejército y la Marina que están abocados a bajar los índices de violencia en Sinaloa y hasta ahora parece que les está dando resultados la estrategia. Al mismo tiempo, se está operando en otras localidades del país, como en el caso del Estado de México, donde se llevó a cabo una detención de alcaldes presuntamente vinculados al crimen organizado otorgando a la delincuencia protección o coludiéndose con ella mediante el soborno. Del mismo modo, se siguen ejecutando órdenes de aprehensión y se han llevado detenciones de integrantes relevantes del narcotráfico. Estos elementos manifiestan una manera distinta de actuar frente a la criminalidad y, también, ofrece signos alentadores que permitan albergar la pacificación del país en un futuro ojalá que cercano.


Pero a pesar de que en estos temas se han tomado medidas que podrían ser calificadas de correctas, lo cierto es que no resultan atractivos o son inmediatamente remplazados por aquellos asuntos en que se exhiben los conflictos y las diferencias entre los grupos y liderazgos del bloque gobernante.


Una hipótesis que podría sostenerse acerca de las dificultades por las que atraviesa la presente administración federal es que el centro gravitacional del poder aún está bajo el mando del expresidente, puesto que todos, incluida la presidenta, le deben el cargo. La presidenta carga con el fardo de quien la condujo y cuidó, al tiempo en que la puso a competir por el camino correcto para alcanzar el triunfo en la selección interna de su agrupación política. Es verdad que se trató de un proceso “abierto”, con instrumentos que ofrecen alguna certidumbre en los resultados. El método de las encuestas, aunque las propias bases y dirigentes lo han cuestionado, ha resultado una medida menos traumática que cuando en el PRD se lanzaban a la consulta abierta de la población. El centro gravitacional del poder no lo controla nadie, no al menos como lo detentó el presidente Obrador durante su mandato. Con otras palabras, se trata de un poder fragmentario, de modo que nadie mantiene todos los hilos de la dominación. Por lo mismo, los conflictos al interior del régimen cobran especial relevancia y se elevan los costos políticos de las disputas entre correligionarios.


Quien diseñó el modo en que se realizarían las internas para elegir candidato a la presidencia en Morena evidenció mucha astucia política y un pragmatismo en el control absoluto del proceso. Si existen mujeres destacadas dentro del morenismo ¿qué extraño que ninguna mujer dentro del oficialismo haya rivalizado con la actual presidenta? Claudia Sheinbaum, compitió entre tiburones y viejos lobos de mar, pero salió airosa por méritos propios, aunque quien siempre la ha respaldado cometió varios errores que se convirtieron en genuinos desafíos a la ley electoral, cuando no incurrió en verdaderos desacatos a la misma.


A pesar de que el presidente maltrató a un sector de las mujeres por incomprensión, ideología y autoritarismo, el análisis que hizo del contexto favorable hacia una candidatura femenina y el olfato político para diseñar un mecanismo que permitiera fortalecer a su predilecta, son una muestra de sus capacidades para leer adecuadamente el momento en la lucha por el poder que, por partida doble, legitimó la selección, al mismo tiempo en que emergió una candidata fuerte y competitiva frente a la oposición.


Como resultado de la contienda interna, fue el propio presidente quien señaló que todos serían reincorporados en algún cargo en siguiente gobierno o desempeñando funciones de liderazgo en el Congreso. Incluso cuando el hoy presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, se inconformó porque según su parecer no se estaban respetando los acuerdos, tuvieron que rectificar para otorgarle el cargo que asumía como propio. En general se han venido respetando los pactos entre los distintos liderazgos, pero los acuerdos parecen estar amalgamados mediante un pegamento que no resiste más que coyunturalmente las tensiones a que los someten los propios actores políticos.


Salvo en la Consejería Jurídica y en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; en la gran mayoría de los cargos de primer nivel hay más funcionarios que vienen de la pasada administración que nuevos perfiles. Si bien esto puede tener un signo positivo en cuanto a la continuidad entre una y otra administración; también puede constituirse en un lastre acaso por la “libertad y el protagonismo” que pueden adquirir algunos de los funcionarios. Situación que, por fortuna, no ha sido así. Hasta ahora los principales conflictos se dirimen en el Congreso, pero la sobrerrepresentación alcanzada por Morena mantiene a la oposición arrinconada a un muy secundario y casi testimonial papel.


Como caminamos entre extremos en el debate público, la discusión puede adquirir tonos apocalípticos o, también, demasiado entusiastas hasta el borde del fanatismo; lo cierto es que el futuro resulta un tanto incierto no solamente porque no parece existir un plan previamente concebido y consensuado sino que, con frecuencia, parece avanzarse en las reformas de acuerdo al momento y la correlación de fuerzas al interior del propio grupo gobernante, ya que la oposición no solamente ha dejado de tener importancia numérica y parece estar en vías de extinción. 9Ni la reforma al poder judicial (a estas alturas ya casi nadie objeta que se necesitaban cambios, pero se omite la imperiosa necesidad de transformar las fiscalías y eliminar la prisión preventiva oficiosa que se ha convertido en una afrenta contra los derechos humanos y un arma política frente a los opositores), ni el combate a las redes criminales (las medidas tomadas para eliminar el contubernio entre autoridades y criminales parece correcta, pero aún se imponen los grupos de la delincuencia organizada en los espacios locales), como tampoco el arribo por segunda ocasión a la Casa Blanca de, Donald Trump, parecen albergar certeza alguna sobre la estrategias que este gobierno desplegará para encarar semejantes desafíos (la amenaza de la deportación masiva y la aplicación de aranceles a los “productos mexicanos”, al final, terminará por afectar a ambas economías, pero la mayor fragilidad se encuentra al sur del río Bravo porque nuestras exportaciones dependen de aquel mercado de poco más de 300 millones de personas).


Aunque la presidencia cuenta con los recursos suficientes como para imponerse tardará todavía algún tiempo para controlar tanto la agenda, como los mecanismos del control completo del poder debido a que su arribo fue producto de una negociación política tras bambalinas y una suerte de pacto entre los liderazgos más fuertes del actual régimen; lo que a su vez supuso ceder espacios para evitar rupturas. Puestos de ese modo los liderazgos y los temas de interés, Claudia Sheinbaum ocupa desde luego un lugar privilegiado aunque no controla ni los asuntos, ni a los personajes de esta historia que está aún escribiéndose sobre las ruinas de un pasado que pretendió ser prometedor y colocar a México en el radar de la modernidad negada por sus propias debilidades y ataduras.

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