| El derecho al desacuerdo |
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Actualizado: 2018-01-16 |
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El derecho al desacuerdo
Por Yadira Hidalgo
Mucho se ha hablado ya de c�mo las actrices de Hollywood han visibilizado el acoso sexual y la desigualdad de trato laboral en la industria cinematogr�fica y amplio debate se ha armado con la respuesta de las francesas a dicho movimiento con un texto que se pronuncia por el �derecho a importunar� de los varones, en el que adem�s han denunciado un puritanismo proveniente del movimiento feminista estadounidense, que parece asustarse con los alcances de la sexualidad femenina y victimiza a las mujeres mientras que a todos los hombres los percibe como victimarios en potencia.
Jam�s en las redes sociales hab�an estado tantos hombres de acuerdo con Martha Lamas, creo que muchos de ellos ni la conoc�an, o tal vez, al saber que era una connotada feminista mexicana, de inmediato desecharon siquiera asomarse a la amplia literatura que ella ha creado. Pero dijo muchas cosas en las que ellos estuvieron de acuerdo y ahora cuenta con un amplio sector masculino que aplaude que una feminista diga seriamente y en un debate p�blico transmitido en cadena nacional, �pero no todos los hombres y tampoco todas las mujeres�.
Nuestra incapacidad para debatir comienza con polarizar. S� o no, blanco o negro, buenas y malas. Es la salida m�s f�cil a cualquier debate junto con el uso de palabras despreciativas para descalificar a las que no est�n de acuerdo con lo que el otro grupo piensa: puritanas, lloronas, victorianas, patriarcales, victimistas y otras tantas que se han empleado en este pol�mica. Analizar los matices requiere de paciencia y compromiso para establecer un di�logo respetuoso entre las partes que debaten, adem�s de madurez y solidez argumentativa; as� como de espacios adecuados; y no, las redes sociales no lo son.
Con el auge del Facebook y el Twitter, cualquiera se cree polemista. Si bien las plataformas nos ayudan a colocar ideas e intercambiar puntos de vista; eso est� muy lejos de la generaci�n de un verdadero debate que conlleva aspectos que en las redes no se aprecian y que son indispensables para el intercambio de ideas a trav�s del di�logo: tonos de voz, posturas corporales, gestos, miradas. En fin, que un intercambio de insultos por las redes no, no es un debate.
Sin embargo, lo interesante de todo esto es que se ha puesto el tema en la agenda p�blica. Gracias a estos acontecimientos muchas personas han analizado, en espacios mucho m�s adecuados, el tema del acoso sexual que experimentamos las mujeres a lo largo de nuestra vida. Eso ha sido un punto positivo y debe rescatarse. Leyendo con atenci�n el manifiesto de las francesas encuentro que en ning�n momento est�n haciendo apolog�a de la violencia contra las mujeres o est�n disculpando del todo las conductas inapropiadas de los varones. El problema es que el manifiesto fue redactado con torpeza y en alg�n momento les gan� la tripa contra ciertas manifestaciones del feminismo que ellas consideran muy �radicales�. Esto ha dado pie a malos entendidos y a la polarizaci�n de la discusi�n.
Creo importante encontrar y rescatar los puntos de acuerdo. Todas hemos sido violentadas en el espacio p�blico de muchas maneras. No todas tenemos los mismos recursos para responder a las agresiones. El problema de ambas posturas es que olvidan que cada mujer es un mundo y que ambos grupos en disputa est�n mirando todo desde sus posiciones de mujeres privilegiadas. La situaci�n en Hollywood o en Paris, no es la misma que la de las mexicanas, aunque sean actrices, intelectuales y artistas. Mucho menos se compara con la de las mujeres que trabajan en las f�bricas y son acosadas por sus jefes, o las que viven en lugares en donde existen hasta dos alertas de violencia de g�nero.
Rescatemos los puntos de acuerdo, sigamos colocando el tema, analic�moslo sin que nos ganen las pasiones, dejemos de ponerle nombres a las otras para burlarnos de sus ideas, s�lo porque no estamos de acuerdo con lo que dicen y nunca olvidemos que nuestra experiencia no es necesariamente la experiencia de las otras, que todo pasa por un tamiz en donde hay otros indicadores que tomar en cuenta como la edad, la raza, la posici�n econ�mica y tantos m�s. Dejemos de ver s�lo por las ventanas de nuestros privilegios y nunca olvidemos que el peor enemigo de una mujer, es el sistema patriarcal que nos quiere desunidas y peleando.
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