Veracruz, de set natural a industria cinematográfica
Yamiri Rodríguez Madrid
Hay estados que entendieron a tiempo que el turismo cultural del siglo XXI también se filma. Durango convirtió su paisaje en una fábrica de memorias: rutas de westerns, museos improvisados a partir de anécdotas de rodaje, libros que recopilan escenas y carteles que hoy atraen visitantes tanto como sus paisajes. No fue casualidad: fue política pública sostenida, un inventario profesional de locaciones y una ventanilla que hablaba el idioma de los productores.
Veracruz da un paso en esa dirección. La Secretaría de Turismo lanzó la convocatoria para integrar el Catálogo de Locaciones Fílmicas del Estado de Veracruz, abierta a todos los municipios hasta el 30 de septiembre. Más que una lista bonita de paisajes, es la pieza que faltaba para volver a posicionar a la entidad como referente turístico y competitivo en la industria audiovisual nacional e internacional.
¿Por qué importa? Porque las filmaciones multiplican el gasto local: hospedaje, alimentación, transporte, renta de equipo, servicios creativos, extras, seguridad, mantenimiento y, después, un premio mayor que pocos mercados logran: turismo inducido por pantalla. Cuando un espectador reconoce playas, ríos, cascadas, manglares, montañas, zonas arqueológicas, haciendas o castillos, busca “ese lugar” y arma su viaje. Así se construyen rutas temáticas y circuitos de fines de semana.
Veracruz lo tiene todo, del litoral al altiplano, de los acantilados a los museos, de islas y lagunas a edificios históricos; faltaba empaquetarlo con estándares de producción.
La convocatoria acierta en lo básico: fotografías en primer plano, varios ángulos, referencias de escala y una curaduría municipal que reduzca la fricción para quien decide rápido y con presupuesto en mano. Si el catálogo se acompaña de fichas técnicas (accesos, horarios, restricciones, contactos, clima, servicios cercanos) y una film office que gestione permisos, Veracruz puede competir de tú a tú con los polos ya consolidados.
Durango probó que el nicho de locaciones sí es lucrativo cuando se vuelve política de Estado. Veracruz puede diferenciarse con diversidad natural (playa-selva-montaña a pocas horas) y patrimonio histórico que ya es marca en sí mismo. La clave será sostener el esfuerzo más allá de la coyuntura y medir resultados: número de producciones atendidas, inversión captada, empleos temporales, ocupación hotelera y, a mediano plazo, visitantes que llegan “por lo que vieron en pantalla”.
La invitación está hecha. Que cada municipio piense sus locaciones como activos productivos y las registre con rigor. Que las cámaras encuentren, una vez más, en Veracruz el punto exacto donde la realidad luce mejor que el CGI.
Desde La mujer del puerto (1934) a Daño Colateral 2 (2002) y Mirreyes vs Godínez (2022), ya hay un inventario representativo que confirma decenas de rodajes en la entidad, así como una cantidad de series como Ellas soy yo (bioserie), Pacto de silencio (Netflix), Tierra de Esperanza, Golpe de Suerte, El Precio de Amarte y Las Muertas, por mencionar algunas de las recientes.
Ojalá y Veracruz se convierta sus múltiples sets naturales, en una industria cinematográfica.
@YamiriRodriguez |