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Jueves 25 de abril de 2024
L�pez Obrador, ante la encrucijada de la historia

Actualizado: 2021-03-28
Columna: Artillero
Por: Mois�s Hern�ndez Yoldi
L�pez Obrador, ante la encrucijada de la historia

Andr�s Manuel L�pez Obrador ha provocado el despertar de todas las fuerzas de este pa�s, las que lo apoyan y las que est�n en contra de �l.
El joven l�der social que organizaba y agitaba a las comunidades ind�genas en su natal Tabasco en los a�os setentas, aprendi� desde muy temprano a caminar entre el lodo y la pobreza, entendi� esa dicotom�a tan lastimosa en M�xico, un pa�s rico con un pueblo pobre.
El �Mes�as tropical�, como lo llam� Enrique Krauze, en su ya m�tico art�culo de Letras Libres del 2006, se form� en la escuela pol�tica m�s importante de Am�rica Latina, el PRI de los a�os setentas, con su visi�n nacionalista, estatista y populista, fue el partido de Estado hegem�nico m�s exitoso, poderoso y longevo del continente.
El PRI tuvo la �virtud� de hacer convivir de manera exitosa al Estado con la clase empresarial, el ej�rcito, el clero y los medios de comunicaci�n, todos sometidos y domesticados bajo el yugo de un r�gimen hegem�nico, una �Dictadura Perfecta�, como la llam� el escritor peruano Mario Vargas Llosa en 1990, en aquel legendario encuentro de intelectuales televisado y donde dej� boquiabierto al premio Nobel mexicano Octavio Paz.
En ese PRI creci�, se form� y se construy� la personalidad del l�der pol�tico y social m�s importante de M�xico de las �ltimas d�cadas.
Tuve la oportunidad de conocer a L�pez Obrador en 1997, ya como militante del PRD (luego de renunciar al PRI en 1984), en una reuni�n en la casa de mi maestra Socorro Aubry, cuando se defini� su candidatura para la Diputaci�n Federal; volv� a verlo en acci�n durante dos eventos de esa misma campa�a, que convirti� a Socorro en la primera diputada federal del PRD por Veracruz.
Ese d�a me qued� claro que no estaba ante un personaje ordinario, su carisma era el de un l�der social, mucho m�s parecido a un predicador que a un pol�tico. No es un gran orador, pero su presencia hacia que la masa se agitar�, mov�a emociones y despertaba esperanzas. En esos a�os su diagn�stico sobre la situaci�n pol�tica y social del pa�s ya era muy certero y preciso: Corrupci�n y pobreza, sus palabras claves en todo su discurso, la primera la causa de todos los males, la segunda, la dolorosa y tr�gica consecuencia.

Hay una decisi�n y documento que pinta de pies a cabeza a L�pez Obrador, en 1983 estando en el PRI, intent� encabezar una renovaci�n democr�tica dentro del partido, pero en su camino encontr� varias resistencias que incluso lo llevaron a perder el puesto como director del Instituto Nacional Indigenista, ante lo cual el gobernador de Tabasco en ese entonces Enrique Gonz�lez Pedrero, le ofreci� el cargo de Oficial Mayor de su Gobierno, pero L�pez Obrador solo estuvo 24 horas en el cargo, presentando su renuncia con el siguiente mensaje:
�Se�os Gobernador:
Desde siempre mi trabajo lo he dedicado a servir a los intereses mayoritarios de mi pueblo. Hoy, Usted me brinda la oportunidad de ocupar el honroso cargo de Oficial Mayor de Gobierno que sinceramente siento me aleja de ese prop�sito fundamental.
En consecuencia, agradezco la invitaci�n y el apoyo que siempre obtuve de su parte, esperando comprenda mi renuncia que con car�cter de irrevocable le estoy presentando�
Con este documento de renuncia, el entonces priista L�pez Obrador, dejaba en claro su visi�n, convicciones y perfil �populista�, sab�a que su fuerza estaba con la gente y que asumir ese cargo lo llevar�a al pantano de la burocracia de oficina, ah� donde la luz de los l�deres sociales se apaga.
Estoy convencido que L�pez Obrador pasar� a la historia, para bien o para mal, como el pol�tico que sacudi� a M�xico y que fue capaz de mover voluntades y despertar conciencias, a su favor y en contra, y esa, nos guste o no, es una gran aportaci�n a un pa�s que se hab�a mostrado y comportado ap�tico y sumiso.
Ver a gente en las calles apoyando a L�pez Obrador y al mismo tiempo ver a otros muchos m�s manifestarse en su contra, es un muestra del despertar de una sociedad que finalmente asume el papel protag�nico que le corresponde en la democracia.
Ver a empresarios exigirle al presidente que corrija el rumbo, que respete la Constituci�n, es un grand�simo avance, porque muchos de esos mismos empresarios que hoy critican con gran valor y raz�n las equivocadas decisiones del Ejecutivo, en el pasado fueron sumisos y en muchas ocasiones c�mplices de los gobiernos priistas.
Ver al Poder Judicial hacer valer su independencia y autonom�a, y revelarse ante una iniciativa de Ley del presidente, es maravilloso, un momento estelar de la Rep�blica, porque por muchos a�os el Poder Judicial estuvo sometido a las decisiones e intereses del presidente.
Ver, leer y escuchar a muchos medios de comunicaci�n y periodistas que en el pasado estaban al servicio del presidente o del gobernador en turno, y que ahora ejercen con toda raz�n y con gran valor su derecho a la cr�tica, es un espect�culo de las grandes democracias.

Las instituciones est�n funcionando, est�n resistiendo ante un presidente autoritario que intenta imponer su verdad y su raz�n al estilo del viejo PRI, de aquel PRI que llev� al poder a Diaz Ordaz y su tr�gico Tlatelolco, a Echeverr�a y su �Halconazo�, el mismo que llev� en solitario y sin oposici�n al poder a L�pez Portillo y su desastroso r�gimen, a Salinas de Gortari y su corrupto y corruptor gobierno, que a�n es a�orado y justificado por los id�latras del neoliberalismo.
No vot� por L�pez Obrador, no porque no coincida con su diagn�stico, sus razones y sus causas, no lo hice porque tem�a que se convirtiera en lo que se ha transformado, pero tampoco vot� a favor de los responsables de la grave crisis que nos trajo hasta aqu�.
El PRI y PAN le deben una disculpa al pueblo de M�xico, mientras no lo hagan est�n �tica, moral y pol�ticamente inhabilitados para volver al poder.
L�pez Obrador est� ante una grand�sima oportunidad hist�rica, sigue contando con el apoyo y respaldo de la gran base social del pa�s, y no solo de aquellos que viven de las limosnas del Estado, sino tambi�n de millones de mexicanos que gracias a su trabajo, honradez, valores, principios y su fe, hacen que este pa�s resista a pesar de sus malos y corruptos gobernantes y de sus c�mplices.
Si L�pez Obrador no interviene en la elecci�n y se retira del Poder al finalizar su sexenio, pasar� a la historia como el l�der social que despert� conciencias y movi� voluntades. Su autoritarismo, su necedad, su visi�n estatista y nacionalista anclada al pasado, sus soluciones anacr�nicas, ser�n an�cdotas y rasgos de la personalidad de un l�der social que alcanz� el poder en base a su persistencia y tenacidad.
Pero si claudica y comete el error de aferrarse al poder, entonces arrastrar� al pa�s a un oscuro t�nel por el que ya hemos transitado en el pasado, y acompa�ar� en el cuadro de la ignominia a personajes como Santa Anna y Porfirio D�az, que por no retirarse a tiempo, fueron flagelados por el peso de sus propios actos.
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