Xalapa, Ver.- (AVC/Verónica Huerta) El hijo e hija de la presidenta de la Asociación Civil Lechita Corazón, Francisca Herrera Chiquito, y del subdirector de la guardia nocturna “A” del Centro de Alta Especialidad (CAE) “Doctor Rafael Lucio”, Víctor Rivera Uribe, ambos fallecidos por el covid-19, invitaron a la población a “Honrar” a los médicos, y la manera de hacerlo es acatar las medidas sanitarias, para aminorar los contagios, porque dan su vida por sanar a otros, y hay quienes llevan meses sin ver a su familia.
El ingeniero Víctor y la psicóloga Nayeli de apellidos Rivera Herrera, acudieron a la catedral metropolitana donde se realizó una misa por “el día del médico”, y ahí, cada uno llevaba entre sus manos la urna de su padre y la de su madre.
Pidieron a los ciudadanos “honrar” al personal médico que ofrece su vida por salvar a otros, y la manera de hacerlo es acatar las medidas sanitarias como el uso del cubrebocas, el gel antibacterial y la sana distancia, para ya no exponer más a las enfermeras y doctores.
“La mejor manera de honrar a los médicos es ya no exponerlos, que nosotros sigamos las medidas sanitarias, porque entre menos contacto tengamos este virus se expandirá menos y la carga de trabajo será menos para los médicos, hay enfermeros que no han descansado, que duermen en un sofá, que no han llegado a su casa, por miedo a contagiar a su familia” indicaron.
Los jóvenes descartaron sentir rencor por haberlos pérdidos a causa de la pandemia del coronavirus, y exhortaron a los ciudadanos a “honrar” al personal del sector Salud”.
Francisca y Víctor estuvieron casados por 37 años, sostuvieron 10 años de noviazgo y toda su vida se dedicaron al servicio médico, hasta que la pandemia del coronavirus cobró sus vidas, expusieron.
“Siempre andaban juntos y se fueron juntos, la diferencia de muerte entre ellos fue de un mes y una hora. Mi papá murió el 8 de septiembre a las 22:15 horas y mi mamá el 09 de octubre a la 01:15 de la mañana”.
Refirieron que su padre ingresó el 21 de agosto y su mamá el 24 del mismo mes al área de terapia intensiva del CAE, y ya no volvieron ni a hablar, ni a verlos vivos, dado que murieron.
“Desgraciadamente la enfermedad nos tocó, y vivirlo como familiar de paciente es muy duro porque tienes que perder contacto, la última vez que vimos a mi papá fue cuando ingresó al área intensiva y luego vimos ingresar a mi mamá” dijeron.
La hija y el hijo descartaron sentir rencor en contra de las personas que no creen de la existencia de la enfermedad del coronavirus, o de aquellos que no acatan las medidas sanitarias como el uso del cubrebocas, porque esta enfermedad le da a todos, no sólo a los médicos.
Coincidieron en señalar que su padre y madre supieron su vocación de ser medico y enfermera desde jóvenes, y entregaron su vida a sus profesiones.
“No sabemos por qué les da a algunas personas, estamos agradecidos con el personal médico que da su vida, da horas extras, arriesgan su vida por el bien común. Mis padres se fueron dando su vida por su vocación, nos queda la tranquilidad de que mis padres hicieron todo por ayudar a otros” expusieron.
