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Jueves 25 de abril de 2024
Comala

Actualizado: 2020-06-22

Fernando V�zquez Rigada.


Un paraje de muertos. De v�ctimas. De fantasmas. Eso somos.

A M�xico, como a Comala, lo pueblan memorias. Gente que fue. Oportunidades huidas. Porvenires en fuga.

La geograf�a nacional se cubre de dolor. De l�grimas. De ausencias.

La muerte, aqu�, sigue teniendo permiso: cada d�a, a toda hora.

En la �ltima d�cada, han sido asesinadas 240 mil personas.

Son familias huecas: De deudos. Con duelo.

Este a�o, la cifra es de horror: 11,849 de ejecutados por el crimen m�s 20 mil por el coronavirus: van 32 mil en medio a�o.

Es decir: cada hora en M�xico mueren 7 personas.

Pero, adem�s, deben agregarse aquellos que ya no est�n pero que no tienen sepulcro, ni tumba, ni acta de defunci�n: s�lo recuerdo.

Son aquellos a los que se les llama �desaparecidos�. Una palabra que, de tan repetida, ha ocultado su drama. Aquel que ni ha muerto pero tampoco vive.

61,637. Y sumando.

Son los saldos terribles de un estado in�til. Uno que desat� guerra y la perdi�. El mismo estado, con otros generales, que ahora, abierta y desconsoladamente, claudica.

Declararon la guerra y desataron el diluvio de sangre. Se rindieron: y el diluvio no par�: arreci�.

La larga cadena de ineptitudes nos ha conducido hasta aqu�. El estado se convirti� en socio, y termin� de empleado. Vinieron los balazos, y perdi�. Luego los abrazos. Volvi� a perder.

El confinamiento por la pandemia trajo la ca�da de la movilidad. De la vida: de la muerte, no.

Habr�a que reconocer, pues, que los due�os de las calles son otros. No los ciudadanos. No las familias. Otros. Esos que s� circulan. Que s� vigilan. Que no obedecen esos decretos, sino �rdenes. Que siguen matando.

Los cambios de estrategias no han frenado el horror, porque se origina de guerras intestinas entre criminales: para suplantar al estado y eliminar al rival.

Mientras no se reconozca esa realidad y se comience a focalizar con recursos masivos e integrales del estado la recuperaci�n de territorios la sangr�a no se detendr�. Cambiar� de nombres y de v�ctimas, pero la disputa es un mercado, por el control de las rentas del pa�s.
Mientras tanto, la tragedia contin�a.

En la otra guerra, contra el virus, nos batimos tambi�n en retirada. Nos embiste la triste realidad: de un sistema de salud quebrado, de los estragos de la pobreza, del hacinamiento, de la cultura de la irresponsabilidad.

Cada d�a la muerte se aproxima: en seres queridos. En amigos. En afectos que se desvanecen para siempre.

Este largo confinamiento, su soledad, su horror, acaso deber�a servir para recapacitar y honrar la vida.

Para reconocernos en el otro. Ese, que tambi�n es deudo. O v�ctima: de alguna forma, todos los somos.

Este largo encierro deber�a llamar a reconciliarnos como sociedad y reconocer que, tristemente, somos supervivientes.

Quiz� valga hacer un pacto por la vida, por la decencia, por el decoro, por la ley.

Y quiz�, todos juntos, proponernos escapar de Comala.

@fvazquezrig
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