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Astrolabio Político
La deuda saldada y la guerra de lodo
Por: Luis Ramírez Baqueiro
“Las cosas no son difíciles de hacer; lo que es difícil es ponerse en disposición de hacerlas”. – Constantin Brancusi.
En medio de la tormenta mediática, la desinformación inducida y la estridencia de una oposición que aún no supera la derrota electoral, la gobernadora Rocío Nahle García decidió responder no con discursos inflamados ni cadenas de desmentidos, sino con algo mucho más contundente: cifras. Y no cualquier cifras, sino las que acreditan que Veracruz logró una proeza que ni los gobiernos estatales de las últimas tres administraciones quisieron —o pudieron— siquiera intentar: liquidar el adeudo histórico con el SAT, un monto que ascendía a 30 mil millones de pesos y que el estado arrastraba desde 2009, tiempos del Gobernador Fidel Herrera Beltrán.
Fue en una extensa entrevista con este reportero, en la primera Emisión del Noticiero En Contacto que la mandataría veracruzana explicó a detalle la información.
El dato es fuerte por sí mismo. Pero su significado político va aún más lejos. Nahle señaló que Veracruz es el único estado del país que logró acogerse y cumplir al cien por ciento con el programa federal “Deudor Cumplido”.
La deuda con la autoridad fiscal ahora está en cero. Cero. Una cifra que no admite interpretaciones, matices o ajustes retóricos. Simplemente se pagó lo que nadie antes pagó, y que nos invita a cuestionarnos, ¿Qué hicieron sus antecesores con el dinero de las y los veracruzanos?
Y, sin embargo, lo que debería ser materia de reconocimiento incluso entre adversarios se convierte automáticamente en combustible para la infodemia que circula en redes y espacios de comunicación alineados a la oposición.
Esa misma oposición que, desde hace meses, ha intentado construir una narrativa donde el caos financiero, la improvisación y la incapacidad administrativa serían los sellos del nuevo gobierno. No importa que las cifras oficiales digan lo contrario. No importa que los pasivos heredados fueran una bomba de tiempo que solo podía desactivarse con una operación financiera de gran escala. Lo que importa, para ellos, es sostener la ficción.
Porque mientras se repiten rumores de quiebras, recortes, presuntas inconsistencias o “desvíos” inventados, la realidad presenta otras coordenadas: en apenas un año, la administración estatal redujo de 119 mil millones de pesos las deudas bancarias e institucionales a 62 mil millones la deuda total, es decir, un 42 %. Y lo hizo sin frenar obra pública, sin detener inversiones en seguridad, sin afectar la salud y sin sacrificar programas sociales, según subraya el informe oficial.
Además, el estado redujo de 25 mil a 11 mil millones el adeudo con el ISSSTE. Es cierto: aún queda pendiente resolver a fondo el tema de las cuentas individuales de los trabajadores y regularizar los depósitos hacia su futuro pensionario. Pero sería intelectualmente deshonesto no reconocer que, en este tema, Veracruz no solo detuvo la caída: comenzó el ascenso.
Una campaña de gobierno puede inflar discursos, pero no puede inventar transferencias multimillonarias al SAT. Los números no se tuitean: se pagan. Y ese es justamente el punto que incomoda a quienes insisten en que el estado vive un desastre. La narrativa opositora se alimenta del desgaste, pero el problema para ellos es que Nahle no se desgasta: trabaja. Y con cada anuncio como este, les arruina la estrategia.
La mandataria presume, además, que la disciplina financiera no implicó austeridad punitiva. Hubo adquisición de patrullas, uniformes, aumento salarial para policías. Se compraron “Camionetitas de la Salud”, se fortalecieron los programas sociales, se creó un fideicomiso para modernizar el transporte público y se invirtió en la tecnificación del campo. ¿Todo eso es compatible con una supuesta crisis financiera? La oposición tendrá que buscar una mejor ficción.
Claro está: tampoco se trata de cerrar los ojos ante los riesgos. La creación de un fideicomiso siempre debe ser vigilada con lupa, y la continuidad de esta disciplina financiera dependerá de que el estado no caiga en la tentación de endeudarse en años posteriores. La crítica responsable no es negación: es vigilancia.
El 30 de noviembre, en Plaza Lerdo, la gobernadora hablará directamente a la ciudadanía. Y lo hará con algo que, por más campañas sucias que se elaboren en su contra, tiene más peso que cualquier rumor: resultados.
Mientras otros levantan polvo, ella levanta números. Y aunque la infodemia grite, la realidad tiene la última palabra… y esta vez viene en forma de deuda saldada.
Al tiempo.
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