Tres años de pandemia Covid impactaron en salud mental de los veracruzanos
Xalapa, Ver. (AVC/Perla Sandoval) El 18 de marzo de 2020 se reportó el primer caso de covid-19 en el estado de Veracruz; el primero en el país se registró a finales de febrero y desde entonces se establecieron medidas para limitar el contagio, lo que incluyó la suspensión de toda actividad no esencial y el confinamiento de la población en los hogares.
A tres años de iniciada la pandemia, sus efectos en el ámbito económico, sanitario y personal se siguen vivienda. Especialistas advierten que el covid-19 generó “otra pandemia” en materia de salud mental.
Las cifras de la Secretaría de Salud advierten que antes de la pandemia por covid-19 los casos de depresión en la entidad veracruzana rondaban los 6 mil en 2019; sin embargo, el 2022 ya superaban los 7 mil casos or año.
En Veracruz, de acuerdo con la Secretaría de Salud, son las mujeres las que más casos reportaron en 2022 con 5 mil 547 diagnósticos, contra los mil 685 que se reportaron en hombres.
El encierro me entristeció
Fabiola relata que el encierro detonó en ella emociones acumuladas que provocaron una etapa muy difícil en cuanto a su salud mental. La intensa carga de trabajo, combinado con la imposibilidad de ver a su familia para evitar contagios, así como la soledad, fueron mermando en ella el ánimo.
“No me había dado cuenta que llevaba una vida bastante social hasta antes del encierro, y siempre me ha provocado tristeza estar encerrada, es como una distracción. El hecho de que hayan prohibido salir me afectó (…) Fue un golpe porque más allá del miedo había que cuidarse y se juntó todo. Para mí fue muy difícil porque no podía ver a mis papás para cuidarlos y no dañarlos. Estaba preocupada por las personas a mi alrededor”.
En el plano laboral acudir a la oficina y mantener un segundo trabajo fue cada vez más difícil, pues aunque al inicio los casos positivos de covid-19 preocupaban a sus jefes inmediatos, no se tomó la decisión de enviarlos a resguardo hasta que el pico de contagios fue evidente.
“Me tocaba ir a oficina y cubrir un horario y al principio nadie quería ir por la pandemia, era preocupante. Me empezó a estresar que como jefe nadie dijo ‘no salgan, traten la manera de trabajar desde casa’ hasta que todo se salió de control y todo cambió muy rápido. El trabajo de oficina eran llamadas incluso fuera del horario laboral y si no contestaban o te unías a las juntas era un problema porque todo contaba para mal y yo no podía cumplir con ambos trabajos y fue muy estresante”, dijo.
Admite que se entristeció y el encierro combinado con el cansancio laboral sumergieron a su mente en un constante cuestionario sobre su vida, sus relaciones y lo que quería para el futuro.
“Tuve pensamientos muy tristes. Tu mente se va a rumbos que no son buenos, empiezas a dudar de lo que haces porque si no puedes dedicarte a lo que siempre has hecho te empiezas a cuestionar en qué eres bueno. A mí me pegó mucho no ver a mi familia, y descubrí que hay cosas que son rutina buena como poder ir a cumpleaños, ver a mi familia, que me prohibieran hacerlo me pegó mucho porque es contrario a mi personalidad”.
Fabiola afirma haber tocado fondo y pedir ayuda para salir adelante, lo que le ayudó a tomar decisiones difíciles pero necesarias, como renunciar a un trabajo.
“Haber tocado fondo me hizo darme cuenta que no quiero pretender ser nadie, y eso es lo que rescato. Antes de la pandemia pensaba en renunciar y no lo hice por el tema monetario, y por eso cuando tuve la oportunidad lo hice, fue un alivio. Me pude conocer un poco y ahora me siento tranquila”.
El encierro un detonador final
La psicóloga especializada en terapia cognitivo-conductual, Rosa Sveidy Viveros Chama, advierte que aunque la Organización Mundial de la Salud observa un incremento de hasta 25 por ciento en la incidencia de casos con problemas de salud mental, en la práctica diaria el aumento es de casi 50 por ciento.
“A raíz de la pandemia de covid-19 los problemas de salud mental que se incrementaron exponencialmente fueron la ansiedad y la depresión. Según la OMS la incidencia en estos casos de incrementó un 25 por ciento, sin embargo en mi práctica profesional me atrevo a decir que este porcentaje se queda corto por mucho, ya que a raíz de la pandemia los pacientes con ansiedad y depresión se duplicaron”, señaló.
Por ello comentó que “la verdadera pandemia” se desató en el área de la salud mental ya que nadie estaba preparados para una situación de tal magnitud como la que representó la llegada del covid 19.
Hay que recordar que a partir del 19 de marzo de 2020 en el estado de Veracruz se decretó el resguardo de trabajadores de la administración pública estatal con enfermedades crónicas, y se adelantó el periodo vacacional de los estudiantes para evitar contagios.
A partir de entonces se endurecieron las medidas para evitar la propagación de la enfermedad y millones de veracruzanos tuvieron que mantenerse en casa. Esto, generó en la población temor por el miedo a contagiarse, pero también la privó de la cercanía a la que están acostumbradas las familias.
La psicóloga Sveidy Viveros Chama señala que el aislamiento social, el miedo al contagio y la muerte así como malos hábitos derivaron el desarrollo de la ansiedad y depresión.
“Tomando en cuenta que muchas personas ya presentaban algunos síntomas poco significativos, siendo el encierro prolongado solo el detonador final”.
El incremento en los casos de depresión en el estado de Veracruz se observó a partir de 2021, al cumplirse un año del inicio de la pandemia por covid-19, cuando sumaron 5 mil 783 diagnósticos, casi mil más que el año anterior.
Por ello, la psicóloga comentó que es importante estar pendiente de algunos signos que pueden indicar ansiedad o depresión como sentir angustia constante, pensamientos catastróficos, sobrepensar cosas reales o imaginarias.
Además, taquicardia, la presencia problemas estomacales derivados de situaciones estresantes, problemas en la piel, y algunos signos más agudos como dolor en el pecho, que se pueden confundir con síntomas de infarto.
En el caso de la depresión los síntomas incluyen tristeza, culpabilidad, agotamiento, falta de cuidado persona, sueño anormal, aislamiento e incluso pensamientos suicidas.