San Juan del Monte, reforestar para salvar al bosque

Por: Flavia Morales / AVC Noticias
Fotografía: Oscar Martínez / AVC Noticias


2020-09-05
Hace un año, en marzo del 2019, un incendio arrasó más de 400 hectáreas de las 609 de su bosque en la Reserva Ecológica de San Juan del Monte, ahora un grupo de brigadistas busca rescatar con reforestación el bosque.



Las Vigas, Ver.- (AVC/Flavia Morales) Con azadón en mano, un grupo de hombres avanza por la ladera rocosa, difícil de caminar. A sus espaldas hay un "cementerio" de árboles, un claro donde el rastro de los pinos y encinos, ahora son trozos de madera negros pegados a la tierra.

Alberto Manuel golpea con fuerza sobre la tierra, la rompe, hace un hoyo y avanza unos metros más para repetir el proceso, otro hombre riega un polvo blanco en el orificio recién hecho - es el hidrogel para aumentar el volumen de absorción del agua -, otro más planta un pequeño pino que no alcanza los 30 centímetros. Es un trabajo en equipo, largo y laborioso.

Hace un año, en marzo del 2019, un incendio arrasó más de 400 hectáreas de las 609 de su bosque en la Reserva Ecológica de San Juan del Monte, y otras hectáreas en los ejidos de Toxtlacoaya, Las Vigas, y Ranchillos. El fuego acabó con varias especies de pino y parte de la fauna.

El bosque es sabio aseguran los brigadistas, no todos los árboles fueron devastados, los técnicos expertos forestales clasificaron los daños en graves, moderados y leves. Los más graves se concentran en casi 300 hectáreas.

En otras partes, los pinos están negros hasta la mitad del tronco, pero en lo alto tienen arbolado verde, podrían sobrevivir.

María Verónica Hernández, lugareña de Las Vigas y una de las jefas de brigada, dice que el incendio tardó dos días en sofocarse. Día y noche, vieron el bosque en llamas, el recuerdo es triste. San Juan del Monte es donde jugaba de niña.

Ahora, es parte del grupo de reforestación y conservación que buscan sembrar más de 205 mil árboles para restaurar las primeras 170 hectáreas y que coordina Senderos y Encuentros para un Desarrollo Autónomo Sustentable (Sendas AC), junto a la Secretaría de Medio Ambiente.

Llegar a este punto de la restauración del bosque, significó antes, otra labor titánica.

Verónica enumera que se trabajó en el retiro de la madera muerta, el corte de árboles, la limpieza y el acomodo de las ramas , se construyeron curvas a nivel con restos de madera para retener agua y evitar la erosión del suelo.

La madera extraída de los árboles muertos, -más de 21 mil metros- fue vendida a los industriales de la región, con eso se obtuvo dinero para contratar brigadas para la limpieza del lugar.

Genaro Melchor, coordinador general de las brigadas ve con esperanzas la reforestación que se realiza con dos tipo de plantas: variedad de pino extraído de un vivero comunitario como pino colorado (Pinus patula), pino blanco (Pinus pseudostrobus) y pinos de trasplante.

Hace unos meses hicieron el primer experimento de trasplante, sembraron 100 plantas que venían de la parte alta, 90 sobrevivieron. Los pinitos son hijos de los árboles padre. Pinos ubicados en la parte alta de la reserva que liberaron las semillas de las coníferas con el fuego y literalmente crecieron entre las cenizas.

“La ventaja es que la planta es nacida de la reserva de los árboles que sobrevivieron. Tenemos la seguridad de sobrevivencia, son son hijos de los mismos árboles, están probados en la altura y la temperatura”, explica.

La estimación es trasplantar hasta 50 mil plantas de renuevo en la reserva con un éxito de prendimiento de hasta el 90%.

Genaro experto en incendios forestales con más de diez años de experiencia se anima, y con señas explica: En cinco años, estos árboles alcanzarán hasta tres metros.

El proceso de recuperación del bosque es lento, para volver a los anteriores pinos de 40 metros de altura se necesitarán hasta 30 años.

Aunque el ciclo productivo se restablece poco a poco. Parte de la reforestación implicó regar semillas con drone que repobló con herbáceas. “ Creció pasto que hizo que se reactivará la cadena productiva, hay excretas de conejo, de coyote, también hemos visto con cámaras trampa linces y zorras”

La restauración de San Juan del Monte, ha significado para las familias una oportunidad de participar en la recuperación de su bosque, donde la mayoría tiene una historia de niñez o familia.

En medio de la pandemia, la reforestación también ha traído una oportunidad de trabajo para los habitantes de las comunidades cercanas, las brigadas han empleado hasta 80 personas.

Otro ejemplo es que al menos 100 mil plantas de la reforestación vendrá del vivero comunitario La Gloria, un emprendimiento de mujeres, encabezado por Esperanza y Yeimi en Las Vigas.

Alberto Manuel, uno de los integrantes de la brigada dice que ha sido testigo de dos incendios en la Reserva, uno hace 21 años, y el de marzo del 2019, en ambas ocasiones ha participado en la reforestación,

“Es algo triste, me tocó vivirlo, ver algo que antes teníamos en verde y ahora otra vez verlo abajo, pero le vamos echando ganas, lo estamos haciendo para los pulmones del futuro” , detalla.

Con su equipo de la brigada trabaja nueve horas diarias, cada uno siembra alrededor de 350 árboles diarios, para ello caminan varios kilómetros, van en auto o en motocicleta, en un trabajo hormiga para darle vida nuevamente al bosque.

Tajín Fuentes, coordinador de Sendas AC, explica que el objetivo es restablecer la condición natural del bosque antes del incendio con árboles de pino, encino y ciprés. 



“Esta zona, es parte del macizo boscoso del cofre de Perote, colinda con el Parque Nacional, brinda servicios ambientales a la parte central de Veracruz. De aquí sale agua para las comunidades de la montaña, pero también en Xalapa, Coatepec, Banderilla, Emiliano Zapata”, explica.


La restauración del bosque es fundamental para la regulación del clima, la captura de carbono, y la biodiversidad. El incendio, dice, causó un impacto directo en la zona, pues parte de las cajas de agua de los ejidos se ubican en la zona de incendio, lo que generado escasez de agua.

Fuentes explica que los primeros diez años, los árboles toman agua del subsuelo y después empezarán a ayudar a filtrar el agua. “ Lo grave son los años en que tarda en restablecerse un ciclo tras un incendio y el daño ambiental, vamos a esperar al menos una década en recuperar las condiciones que teníamos antes”. 


El sol alcanza lo alto del mediodía, el viento sopla frío, Alberto Manuel y su equipo de brigada caminan con cajas de plástico a cuesta por la ladera. Entre los sonidos del bosque se mezcla  otro  tenue, es la  música norteña que acompaña el trabajo de reforestación.

En la brigada están José Luis y Pablo, dos jovenes ciclistas. Conocen las rutas de la reserva, antes del incendio las recorrían, relatan mientras plantan uno de los pinitos. Aunque el trabajo es intenso, quieren participar y contar en un futuro a sus hijos, que ayudaron a rescatar la reserva, que los árboles los sembraron con sus manos.