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MiƩrcoles 24 de abril de 2024
El desencuentro y la adversidad

Actualizado: 2022-06-27

Por: Efraín Quiñonez León 


Dentro de la muy variada gama de instrumentos de medición que produce el INEGI se encuentran aquellos que valoran la percepción ciudadana acerca de los servicios que ofrece el gobierno. Se trata de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, misma que acaba de ser publicada hace unos días. Es una herramienta a través de la cual se recupera la impresión de los ciudadanos mayores de 18 años y que viven en ciudades con más de 100 mil habitantes, acerca de algunos servicios que provee el gobierno. En este sentido, su alcance es nacional tomando en consideración que se aplicó en las zonas urbanas más importantes del país y, al mismo tiempo, se incorporaron a ese conjunto 32 de zonas metropolitanas que integran el Sistema Urbano Nacional.


Aplicada el año pasado, la encuesta recupera información referente a los servicios públicos más comunes o de uso corriente, como el agua potable, alumbrado público y, también, otros etiquetados como servicios públicos bajo demanda, como la educación, la salud, la energía eléctrica, las carreteras y el transporte; por mencionar algunos de los más importantes. Si bien se trata de generar una estadística respecto de la cobertura de estos y otros servicios que se ofrecen desde distintos ámbitos e instituciones de gobierno, también se presentan indicadores acerca de la calidad de los servicios que provee la autoridad correspondiente.


En este sentido, se presentan mediciones acerca de la percepción de la ciudadanía sobre el nivel de confianza en la autoridad, como en la atención en ventanilla, así como la interacción a través de medios electrónicos. Un tema relevante es el de la corrupción y se ofrecen resultados sobre la percepción de este fenómeno mientras se realizan trámites, de mismo modo en que se identifica la cantidad de víctimas mientras se mantiene algún tipo de contacto con las autoridades.


Al mismo tiempo, se muestran algunos resultados referentes a la confianza en la instituciones, donde se advierte la baja credibilidad que los ciudadanos atribuyen a las acciones que se emprenden desde las instituciones públicas aunque, desde luego, existen diferencias entre ellas. 


Vale la pena recuperar algunos de estos datos para el caso del Estado de Veracruz. Es importante mencionar que se entrevistaron a un total de 1 975,249 y de esa cantidad menos de la mitad (43.1%) se siente satisfecho con la calidad de los servicios públicos que ofrecen las autoridades municipales. 


 Una buena cantidad de ciudadanos que viven en las principales zonas urbanas de Veracruz consideran que el suministro de agua potable digamos que es medianamente aceptable, si nos atenemos a que el 49% de los entrevistados consideró que recibe de manera constante el servicio. Sin embargo, cuando se le pregunta a los ciudadanos si el agua puede tomarse sin el temor de enfermarse casi el 92% indicó que no es recomendable. Por lo tanto, una abrumadora mayoría percibe que el agua que recibe en su domicilio no es potable y puede conllevar algunos riesgos a la salud. En ese sentido, es más que probable que la población lleve a cabo algún tipo de medida a fin de evitar algún daño a la salud.


Otros servicios como el drenaje y el alumbrado público son igualmente percibidos por la población como deficientes, pues solamente 4 de cada 10 habitantes se encuentra satisfecho con la manera en que las autoridades locales resuelven estas necesidades. Sin embargo, cada caso tiene sus propias particularidades. En relación al drenaje, por ejemplo, se observa que la conexión a la red pública de eliminación de excretas es particularmente elevada, ya que casi el 80% (77.7) de los ciudadanos ratifica que tiene acceso a este tipo de servicio, pero en un porcentaje muy alto (70.4) se percibe la existencia de fugas constantes.


 En el caso del alumbrado público, uno de los servicios indispensables y que contribuye a generar la sensación de seguridad, la población encuestada considera que la cobertura es deficiente, pues 5 de cada 10 habitantes cree la iluminación no es la adecuada. Peor todavía, 1 de cada tres veracruzanos siente que las fallas en el sistema no son atendidas eficazmente o con la prontitud que exigiría el caso.


Llama la atención que el servicio de recolección de basura sea uno en que mayor satisfacción tienen los ciudadanos, ya que el 72.4% de los entrevistados lo considera apropiado y 8 de cada 10 siente que es oportuno.


Desde luego, hay otros resultados que apuntan hacia un juicio ciudadano todavía más severo, pues su grado de satisfacción es todavía más bajo, como en el caso de las calles y avenidas, en donde menos del 30% de los entrevistados se siente insatisfecho con el estado de las mismas.


Para una buena cantidad de ciudadanos el problema fundamental es el de la inseguridad y la delincuencia; casi 7 de cada 10 considera que ese es el principal problema al que se enfrentan cotidianamente. En orden descendente le sigue el tema de la corrupción, donde aproximadamente 6 de cada 10 lo considera el segundo gran problema. Le siguen en orden de importancia el asunto del desempleo donde casi la mitad asegura que es el tercer problema en importancia. El tema de la pobreza es el problema que le sigue a los anteriores, ahí casi 4 de cada 10 apuntó que este se un problema relevante.


Con relación a la percepción ciudadana acerca de la corrupción, el 83.8% del total de entrevistados indicaron que esta práctica es tan frecuente, como muy frecuente.


En cuanto a los niveles de confianza en las instituciones puede decirse que no hay sorpresas, ya que en las que más confía la ciudadanía se encuentra en primer lugar la familia, las escuelas públicas de educación básica, las universidades públicas, los compañeros de trabajo, el Ejército y la Marina, los vecinos. Por el contrario, las que menos confianza convocan en la población son los gobiernos estatal y municipales, jueces y magistrados, Sindicatos, Ministerio Público, Cámara de Diputados y Senador, policías y hasta el fondo de la tabla los partidos políticos.


Las estimaciones del INEGI pueden no ser tan reveladoras de lo que a menudo sospechamos o padecemos en torno a los servicios que tiene la obligación de proveer los distintos niveles del gobierno, pero nos ofrecen datos para sustentan con mayor claridad el grado de satisfacción de la ciudadanía y los niveles de confianza en instituciones que estando por los suelos, resultan indispensables en la vida cotidiana de las personas sobre todo en términos de la seguridad y la impartición de justicia. Pero aún, el hecho mismo de que los partidos políticos no convoque más que la desconfianza entre la población que pretenden representar es la muestra inequívoca de nuestra fragilidad institucional y de la democracia precaria que padecemos.

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