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Actualizado: 2021-09-16 |
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FELIPE DE JES�S FERN�NDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
La independencia II
La semana pasada en este espacio abordamos algunas cuestiones de la narrativa oficial que hacen que la independencia de M�xico sea el tema de temas de la historia de la nacional y es que debido a los prejuicios y manipulaciones que los creadores de la historia oficial impusieron en su narrativa, ahora tenemos un relato il�gico e inveros�mil de esos tan importantes acontecimientos.
Ahora, continuando con esa secuencia y tratando de darle m�s sentido al relato de la independencia, los hechos tal como fueron son totalmente l�gicos, vamos a abordar el tema de la llamada �Guerra de Independencia�.
Y es que, aunque esa guerra existi� de ninguna manera fue tan grande ni dur� 11 a�os tal y como nos lo han tratado de ense�ar y lo peor de todo, para los oficialistas, es que termin� con la victoria total de los realistas y la pr�ctica pacificaci�n de todo el en aquel entonces llamado reino.
As� es, la verdadera guerra de independencia comenz� all� por 1812 con la junta de Zit�cuaro (Hidalgo ya llevaba un tiempo muerto) y se llev� principalmente bajo el mando de Morelos por el lado de los independentistas, quienes crearon documentos jur�dicos e instituciones como si de un pa�s independiente se tratara, la cual era su aspiraci�n y la materializaron mientras pudieron sostenerla, pero termin� en 1815 con la muerte de Morelos y la disoluci�n del congreso y dem�s cargos que se hab�an creado.
Tambi�n es importante destacar que esa guerra fue focalizada en el sur y partes del occidente del pa�s y no puso en riesgo grave al virreinato m�s s� que fue importante en el sentido de que sirvi� de antecedente en el campo de las ideas para que los novohispanos de la �poca comenzaran a imaginar un pa�s independiente.
Antes de 1812 hubo muchos movimientos armados que no buscaban la independencia pero que s� desconoc�an a las autoridades constituidas y esos movimientos fueron muy diferentes entre s�, pero coincidentes en no aceptar ni al virrey ni a cualquier autoridad emanada de la Corona, porque la consideraban usurpada y si el �rgano fundante no era leg�timo, menos lo eran sus derivados.
Siendo en 1808 el primer levantamiento armado que se dio en la Nueva Espa�a y fue protagonizado por los espa�oles peninsulares que viv�an en la Ciudad de M�xico y que culmin� con la destituci�n y encarcelamiento del entonces virrey D. Jos� de Iturrigaray, quien fue sustituido por D. Pedro de Garibay, quien se mantuvo al frente del virreinato hasta que en 1810 lleg� un virrey ya nombrado por las ya para entonces mejor organizadas autoridades espa�olas combatientes de la usurpaci�n y la invasi�n de la madre patria.
Sin embargo, cuando llega ese virrey, D. Javier Venegas, a los dos d�as de su toma de posesi�n, se produce el mayor levantamiento en contra de las autoridades virreinales, el encabezado por los conjurados de Quer�taro y que eligen a D. Miguel Hidalgo como su primer comandante, movimiento que prendi� como pasto seco y que llega a tener verdaderas masas de gente en sus filas y que por su misma explosividad se les sale de las manos a sus creadores.
No hay que olvidar que, si bien Hidalgo era un hombre muy culto y pr�spero en su fortuna personal, no era un l�der nato y que los militares que lo acompa�aban como Allende y Aldama, aunque eran m�s prudentes en su actuar (lo cual se demostr� al final del movimiento) tampoco eran militares de muy alto rango ni tuvieron el tiempo y la oportunidad de organizar a sus huestes.
Siendo por ello que al principio la figura del cura elocuente prevaleci� y adem�s atrajo multitudes como nadie se lo hubiera imaginado en ese entonces y esas multitudes, la multitud cuando se desata se vuelve un monstruo de mil cabezas, se dedicaron a saquear y arrasar todo a su paso, matando a cuanto gachup�n se encontraban en su camino.
A aparte de la magnitud del movimiento, tanto en n�meros de los rebeldes como la expansi�n territorial que lograron (todo el baj�o, Michoac�n, partes de M�xico, Jalisco); tambi�n fue importante en su crecimiento, la sorpresa que caus� a las autoridades virreinales, que no se encontraban preparadas para enfrentar en el centro del virreinato un movimiento tan grande y destructor, tan es as� que los ej�rcitos principales se encontraban en San Lu�s Potos� apuntando hacia el norte, que era el lugar del que se pod�a esperar una invasi�n extranjera y les llev� meses enviar las tropas al centro del pa�s.
M�s lo que s� es absolutamente cierto es que mientras esas tropas llegaban y a diferencia de la futura guerra de independencia, el virreinato enfrent� meses de incertidumbre en los cuales s� estuvo en verdadero riesgo de colapsar y muy probablemente se salv� de una desgracia mayor debido a que Hidalgo no quiso atacar la ciudad de M�xico y no la quiso atacar, porque como hombre preparado que era, se dio cuenta que si entraba en la ciudad que estaba a su merced, la carnicer�a iba a ser indescriptible.
Despu�s llega el ej�rcito conformado por soldados profesionales mandados por uno de los mejores generales que hay en Am�rica (D. F�lix Mar�a Calleja del Rey) y tras un par de batallas, pr�cticamente conjura el levantamiento; no hay que olvidar que las muchedumbres se desbaratan con la misma velocidad con la que se forman cuando la situaci�n se les vuelve adversa.
Terminando la historia del levantamiento de Dolores con una reorganizaci�n tras la derrota militar en la cual destituyen a Hidalgo y ponen a Allende en su lugar para reorganizarse y al quedarse sin tropas ni armas, tratan de huir hacia Estados Unidos y en el camino son traicionados (en casos como este nunca falta la traici�n) y aprehendidos en Coahuila para luego ser juzgados y fusilados en Chihuahua.
Como conclusi�n, vimos que hubo movimientos en contra de las autoridades virreinales desde el momento en el que se produjo la usurpaci�n bonapartista en Espa�a y que derivaron en una guerra de independencia breve, la cual no logr� sus objetivos pero que, de alguna manera gener� la idea de que era posible la independencia.
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Twitter: @FelipeFBasilio
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Desde a Janela
Felipe de Jes�s Fern�ndez Basilio |
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