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Viernes 29 de marzo de 2024
�En qu� mundo vivimos?

Actualizado: 2020-08-13
TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodr�guez


�En qu� mundo vivimos?



Sin entrar en detalles, puesto que es harto sabido, qu� onda con eso del senador Samuel Alejandro Garc�a Sep�lveda, del Movimiento Ciudadano, cuando le ordena a su esposa influencer Mariana Rodr�guez Cant�, en video que circula por ah�: �S�bete la c�mara, est�s ense�ando mucha pierna�. Las respuestas, desde luego, no se hicieron esperar y las redes tundieron al �cenador� �celador. En lo personal, me caus� tristeza, enojo y verg�enza, porque as� anda nuestro M�xico: de la chingada; aparte de que nos gusta el esc�ndalo, estar y ser el centro de atenci�n, para bien o para mal. La mente enfermiza nos consume en casi todos los �mbitos, actores y espectadores. Y muchas veces dejamos de lado lo esencial, lo maravilloso que somos; abandonamos la exquisitez creativa y la sublime sensibilidad que, qui�rase o no, todos poseemos, pero desgraciadamente el mundo no s�lo anda de cabeza, sino sin cerebro y sin coraz�n. Bien, nada de cursiler�as, pero tambi�n, por favor, tampoco de tonter�as, por decir lo menos. As� como andamos, �c�mo chingaos sacaremos al buey de la barranca? Probablemente es por nuestra idiosincrasia: nos gusta chingar y estar jodidos, que nadie nos rebase, pero tampoco ir parejos. Ah, no, primero yo, luego yo y luego yo. Y es, repito, en todos los �mbitos. �Ah qu� mexicanitos! �Imag�nense en la pol�tica y otras esferas! Desde luego, hay excepciones.

Eso ha ocasionado, por ejemplo, que se nos haya olvidado el respeto y la tolerancia. Pa� qu� seguirle. Se nos ha olvidado, en este particular caso, qu� es el erotismo; antes bien, nos encanta la perversidad, la pornograf�a. Y no hay distinci�n de g�nero, aunque, bien lo sabemos, a los hombrecitos mexicanos nos domina la posesi�n y etc. Tristemente, s�lo vemos lo que queremos, de acuerdo a como nos da la gana, a como nos criaron, o porque qui�n sabe qu� madres. Pretextos y justificaciones sobran. Total, s�lo es cuesti�n de pedir disculpas o perd�n, que no es lo mismo, pero es igual, de acuerdo a como se nos d� la gana.

Max Aub, en su libro Yo vivo, escribi�: ��Oh, muslos suaves, y la blanca dorada superficie lunar, del vientre, con la enroscada cueva del ombligo!� �Vaya, qu� muslos y qu� ombligo! (Lean El ombligo como centro er�tico, de Gutierre Tib�n). En la manera de pedir est� el dar, �no? En el mismo libro, Cap�tulo XI � De Matilde, leo:

�Matilde tiene veintid�s a�os y es vendedora de guantes. Mide un metro sesenta y uno, pesa cincuenta y cinco kilos, tiene sesenta y nueve cent�metros de cintura, ochenta de pecho, noventa de cadera. No es golosa; le gusta el cine, las rosas y el perfume de rosas; prefiere ir bien calzada que bien vestida. Cierta predilecci�n por las novelas de Armando Palacio Vald�s, que prefiere releer a introducirse en mundos nuevos. Si no duerme nueve horas no est� contenta. Vive con su madre, no conoci� a su padre. Es novia de Enrique desde hace dos a�os y dej� de ocultarle nada ocho meses despu�s. Se casar�n cuando �l acabe la carrera. Hace a�o y medio que no se confiesa; piensa rescatarse la v�spera de la boda.�

�Uff! Pero se perdi� el gusto literario y art�stico de las cosas y el mundo. Tan bello que es el amor y el erotismo. Y es para todos. �En qu� mundo vivimos? Claudio Magris, en El Conde y otros relatos, escribi�: ��la gente no sabe estar en paz y siempre tiene necesidad de inventarse algo, de distraerse con los dolores y la muerte de los otros�.

Quien entendi�, entendi�.



De cinismo y anexas



Pos que creen, le� que �el escultor de aromas" Micha�l Moisseeff, �un estudioso de la gen�tica que ahora se dedica a la perfumer�a busca recrear el olor de la Luna, bas�ndose en las descripciones que han hecho los astronautas�. (eluniversal.com.mx, 11-08-22). Tons me acord� de la novela El perfume: historia de un asesino, de Patrick S�skind, que luego fue llevada al cine. Record� tambi�n, desde luego, la pel�cula �Perfume de mujer�, dirigida por Martin Brest y protagonizada por Al Pacino. El chiste es que releyendo a Max Aub, me encontr� con el texto titulado �Ese olor�, lo cual me llev� a preguntarme: �A qu� huele el mundo actual? Se los comparto.



�Ese olor. Ese olor que me acongoja, ese olor que me sigue, ese olor que me persigue. Ese olor�

Lo vi, estaba all�: quieto, repugnante, alrededor de la cosa. Podrido. De un salto se me agarr� desesperadamente, y, ahora, por m�s que hago, no hallo manera de deshacerme de �l. Me lavo, me restrego, me hundo en el agua, ando bajo la lluvia, en el mar. Me alejo. Ya lo perd�. Sonr�o: Ya lo enga��. Me desespero: Pude con �l.

Y ah� vuelve, solapado, leve, lento, tenue, hediondo, persistente, quieto, fijo, horrible.

��Usted no sabe c�mo podr�a deshacerme de �l? Me persigue. Me estoy quieto sin respirar. Atento, mirando, convenci�ndome de que se va, de que se fue. Pero no. Est� ah�, aguard�ndome taimado. �De d�nde?

Cambio de ropa. Hago las m�s diversas abluciones; me perfumo. Yo, �qu� no me perfumo nunca! Vuelve el tufo, peste ligera, no por ello menos peste. Me persigue, le aseguro que me persigue. Mugre lenta, despaciosa, socarrona. De connivencia, �con qui�n?, �con qu�?, �qu� me quiere?, �por qu� me sigue?, �qu� enga�o?, �qu� astucia?

Me escondo tras la primera esquina, espero. S� que me busca. Pasa de largo, me pierde. Respiro.

Pero est� ah�, por lo bajo disimulado, a lo zaino. Callado. �Oh, si gritara!

Me envuelve, penetra sinuoso, esp�a, me acaba.

�Qu� es un mal olor? Nada. �Qui�n se fija? Un tufo. Un hedor. �A qui�n le importa! �A qui�n le digo que me atosiga? Creer�n que no s� lo que digo. �S�! �S�!

Pero ah� est� esta basura mugrienta. Nada me libra. �Si tuviese color!

Lo tiene. Es rojo, rojo pardo, rojo sucio, rojo verde, rojo oscuro, rojo negro, rojo, rojo corrupto, rojo carro�oso, rojo basura, rojo f�tido, rojo mugre, rojo sinuoso, rojo disimulado, �ah�!, en mi pecho, subiendo por la garganta, saltando por encima de la boca, meti�ndose por las alas de la nariz, revolc�ndose con el moco, llen�ndome todo.

�Llevadlo! �Llevadme! �Ese olor, ese olor muerto! �Ese olor de muerte! �Ese olor putrefacto, que me carcome! Ese olor vivo de la muerte.�

Ah� se ven.

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