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Viernes 19 de abril de 2024
Excusatio non petita, accusatio manifiesta

Actualizado: 2018-03-29
Mujeres Que Saben Lat�n�

Excusatio non petita, accusatio manifiesta

Estela Casados Gonz�lez

En nuestro pa�s inicia una jornada electoral calificada como hist�rica y, con ello, entra a escena un tema bastante llevado y tra�do en los �ltimos tiempos: la violencia pol�tica contra las mujeres.
Medios de comunicaci�n, personalidades que dicen liderar opini�n, la poblaci�n votante y los propios partidos pol�ticos comentan hasta el cansancio tanto las virtudes como el �pasado tormentoso� de aquellas que se atreven a contender por un puesto de elecci�n popular.
Las personas que participan en una contienda electoral saben de antemano que su vida personal ser� objeto de escrutinio p�blico, a�n m�s que sus propuestas de trabajo y capacidad para desempe�arse debidamente en un cargo. Ese es el pat�tico juego medi�tico al que nos hemos prestado las y los votantes y que, en buena medida, permea las decisiones que se depositar�n en las urnas.
Situaci�n peculiar padecen las candidatas. Con partido pol�tico o sin �l, siempre se les procura un trato discriminatorio, difamatorio y sexista. Sin importar m�rito o inconsistencia pol�tica, los medios de comunicaci�n les dispensar�n los adjetivos mis�ginos de rigor.
Esto tambi�n ocurre cuando no es periodo de campa�as (�y cu�ndo no lo es?). Desde los medios de comunicaci�n, tanto hombres como mujeres reciben un trato vejatorio que no es en raz�n a sus propuestas pol�ticas, sino por un sinn�mero de aspectos personales que no deben importar en tanto que no interfieren con dichas propuestas y posterior desempe�o.
Nuevamente, ellas se llevan la peor parte y son doblemente discriminadas por ser mujeres y, con ello, consideradas arribistas del quehacer pol�tico.
Lo cierto es que hay un derecho de piso que pagamos las ciudadanas que migramos de la esfera dom�stica hacia el �mbito p�blico. No importa que no tengamos militancia partidista. Nuestra presencia fuera del hogar es un acto pol�tico porque nunca se pens� que solas camin�ramos las calles, ir�amos a la escuela, trabajar�amos para ganar nuestro propio dinero o que ocupar�amos una curul.
Por eso tanta agresi�n y tanta desconfianza.
La violencia pol�tica que viven las mujeres no se reduce a la experiencia vivida por aquellas que pertenecen a un partido pol�tico o que por la v�a independiente se postulan a un cargo de elecci�n popular.
El quehacer pol�tico no se reduce a lo que acontece en un partido. Es aquello que las mujeres hacemos desde los espacios que nos han sido asignados hist�ricamente: nuestros hogares y colonias, desde el coraz�n de nuestra convivencia familiar cuando luchamos porque se nos permita estudiar, decidir cu�ntos hijos tener, abandonar una relaci�n que nos reduce a ser el objeto que recibe los golpes que nuestra pareja quiere propinarnos.
As�, lo personal es pol�tico. Y trascender la esfera de lo �ntimo lo es a�n m�s.
A fuerza de columnas, notas y reportajes manufacturados sin la mayor indagaci�n y rigurosidad period�stica, se ha ejercido y, con ello, visibilizado la violencia hacia las que militan en el quehacer pol�tico formal. Sin embargo, no son la �nicas.
Los casos de aquellas que desde la academia, las redes de mujeres o el quehacer art�stico son denostadas por los aparatos de la pol�tica formal, ll�mense instancias gubernamentales o medios de comunicaci�n, son bastante comunes y padecen los mismos patrones de discriminaci�n.
Lo anterior sin olvidar a las ciudadanas que cotidianamente se enfrentan a la agresi�n y maltrato de servidores p�blicos en hospitales o en las fiscal�as; que son vistas como objetos. Un par de tetas y nalgas que transitan en las calles y que pueden ser abordados y tocados en la v�a p�blica. Violencia f�sica y sexual que se empalma con la necesidad de arrebatar su esencia humana.
Muchos medios de comunicaci�n y quienes conforman su vida y presencia, justifican la inercia de la violencia y lo ven como una situaci�n inevitable, cuya culpa recae en los partidos �por incluir� a mujeres en sus filas. Es culpa de las que han pretendido pisar la arena pol�tica. Es culpa del avance de las mujeres y del mundo civilizado, pues.
En esta l�gica, el trabajo period�stico se ve reducido al trato mis�gino del tema pol�tico.
A disculpa no pedida, acusaci�n manifiesta.
Quienes consumimos medios de comunicaci�n nos asqueamos de estas justificaciones que no cumplen con el principio b�sico de informarnos y que, al contrario, fortalecen el contexto de violencia que vive la sociedad. No se trata de que envuelvan en oropel a las actoras pol�ticas. Se trata de rigor period�stico; simple y llanamente.
Hace unos d�as se present� el estudio �Violencia pol�tica contra las mujeres en contenidos medi�ticos�, el cual fue coordinado por Elva Narcia Cancino. A partir de un monitoreo de medios en cuatro estados del pa�s, documenta la violencia pol�tica ejercida contra funcionarias y candidatas. Lamentablemente, Veracruz sobresale en ello. Es un texto que muestra informaci�n actualizada sobre este tema y que analiza el nada honroso quehacer de la comunicaci�n en la construcci�n del mundo de discriminaci�n y sexismo en el que hoy en d�a habitamos.
Esperemos que los medios locales reviertan esta situaci�n y aporten en la construcci�n de una sociedad igualitaria y justa.


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