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Viernes 29 de marzo de 2024
Justicia a negociaci�n

Actualizado: 2018-02-15
R�brica

Justicia a negociaci�n

Por Aurelio Contreras Moreno

De entrada y sin lugar a dudas, el que finalmente se haya vinculado a proceso por el delito de desaparici�n forzada de personas al ex secretario de Seguridad P�blica del estado de Veracruz, Arturo Berm�dez Zurita, junto con otros dos ex altos mandos y 16 ex integrantes de la corporaci�n, es un hecho destacable e incluso sin precedentes.
Se trata de una de las mayores demandas de justicia de la sociedad veracruzana en contra de sus anteriores gobernantes. M�s grande y sentida a�n que la del castigo por la corrupci�n y el saqueo de las finanzas p�blicas. Aqu� estamos hablando de cr�menes que segaron vidas humanas, particularmente de j�venes, y que destruyeron familias y futuros. Con total premeditaci�n. Con una inaudita sa�a.
Los testimonios de los hechos imputados a los ex polic�as inculpados y sus jefes, presentados durante la audiencia de vinculaci�n a proceso de todos ellos, son escalofriantes, cercanos a lo monstruoso. De acuerdo con esos datos, los j�venes detenidos por la polic�a estatal eran torturados para que admitieran ser integrantes del crimen organizado, y una vez obtenida la �confesi�n�, a partir de la cual se enviaba el parte a sus superiores, eran trasladados a la Academia de Polic�a de El Lencero, donde sin miramientos, se les desaparec�a.
Seg�n estas declaraciones, tras ser asesinados, los cuerpos de los detenidos eran enterrados clandestinamente en terrenos de la Academia de Polic�a -hoy llamada Centro de Estudios e Investigaci�n en Seguridad- sobre los que despu�s se erigieron edificios que hacen las veces de dantescas l�pidas que, hasta ahora, cubrir�an la evidencia criminal, psic�pata, de un gobierno de terror.
Es pues innegable que hab�a que llevar este tema hasta sus �ltimas consecuencias. A eso se comprometi� en campa�a el actual gobernador Miguel �ngel Yunes Linares, quien ahora se vanagloria de estar cumpliendo �al menos- con eso. Sin embargo, los mismos datos revelados durante la audiencia de vinculaci�n a proceso de los imputados ponen en entredicho que el objetivo sea la b�squeda de verdadera de justicia.
La causa en contra de Arturo Berm�dez Zurita y los dem�s ex polic�as procesados se basa en las declaraciones de cuatro testigos protegidos, que fueron beneficiados con el no ejercicio de la acci�n penal en su contra a cambio de testificar y hundir a su ex jefe.
Ya antes hab�amos se�alado que el �timing� para detonar el proceso por desaparici�n forzada contra estos ex mandos y ex elementos de Seguridad P�blica ten�a un fuerte tufo de oportunismo pol�tico-electoral, con la intenci�n de beneficiar la aspiraci�n del hijo del gobernador para sucederlo en el cargo. V�lido, aunque nada �tico.
Pero el que adicionalmente se haya otorgado un injustificable perd�n judicial a esos testigos protegidos, que habr�an sido copart�cipes de los mismos hechos bestiales por los que se juzga a sus ex compa�eros, lo que deja en claro es una soez negociaci�n de la justicia y de la ley.
Resulta que para condenar a un chacal como Berm�dez, se dejar� en libertad a otros criminales de la misma cala�a. �Qui�n puede jurar que una vez en la calle no volver�n a delinquir, a cometer los mismos actos abominables a los que seguramente est�n acostumbrados y no les provocan conflicto de conciencia alguno? �Qui�n nos puede asegurar que despu�s, por inconsistencias en la obtenci�n de esos testimonios �la Ley en Materia de Desaparici�n Forzada de Personas no contempla perd�n alguno para los perpetradores de ese il�cito-, los dem�s asesinos no salgan tambi�n en libertad?
Una justicia obtenida a partir de la impunidad y de la torcedura de la ley, no puede considerarse como tal. Pero lo que urg�a era explotar el tema antes de las elecciones.

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