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Viernes 29 de marzo de 2024
Prometer no empobrece

Actualizado: 2018-01-14
FELIPE DE JES�S FERN�NDEZ BASILIO

DESDE A JANELA

PROMETER NO EMPOBRECE

Un denominador com�n en todas las campa�as electorales para obtener un puesto de poder ejecutivo (sea para gobernador estatal o bien sea para presidente de la rep�blica) que se han llevado a cabo en nuestro pa�s es el exceso en las promesas de campa�a, ya que en ellas se han prometido cosas imposibles de cumplir y sin que ello tenga una consecuencia real para el candidato que en su momento resulta vencedor.

De lo anterior tenemos como ejemplo m�s reciente al actual presidente Pe�a Nieto, quien hace seis a�os cuando era candidato (palabra que viene del color de la toga que vest�an quienes aspiraban a un cargo electivo en la Roma republicana y la cual era blanca o gris clara y de ah� que le llamaban �toga candida� o clara) hizo varias promesas que certific� ante notario entre las cuales hab�a la construcci�n de un tren r�pido entre M�rida y Canc�n, obra que fue definitivamente cancelada hace unos a�os; as� como tambi�n prometi� que �l s� iba a poder construir el nuevo aeropuerto para la Ciudad de M�xico, obra que definitivamente no va a completar, entre muchas otras que no va a cumplir y que incluso cuando las prometi� sab�a que no era posible llevarlas a cabo y por ello la certificaci�n notarial.

Pero �l no ha sido el �nico candidato que ha prometido cosas imposibles de cumplir, ya que lo han hecho todos sus predecesores e incluso los candidatos derrotados tanto a nivel federal como local y �sto ha sucedido por varias razones, de las cuales voy a destacar dos, ya que a mi parecer son las que m�s propician esta situaci�n.

En primer lugar, lo hace el dise�o del sistema constitucional que impera en M�xico, ya que el mismo otorga periodos relativamente largos de gobierno (seis a�os) sin dar la posibilidad de reelecci�n, ya que se pens� que al vedarse como una conquista de la revoluci�n el que se pudieran reelegir los ejecutivos (no me gusta para nada ese t�rmino) se les compensaba con darles un periodo largo en el puesto y ello conlleva invariablemente a la irresponsabilidad electoral del candidato electo, la cual se manifiesta m�s en quien llega a la primera magistratura de la naci�n, ya que quien la alcanza al menos electoralmente no tiene nada m�s a que aspirar y por lo mismo lo que haya prometido en la campa�a deviene irrelevante para su persona, puesto que coron� sus aspiraciones en la vida p�blica del pa�s o como en la antigua Roma dec�an ya complet� su �cursus honorum� o sea su carrera pol�tica y por lo mismo al no aspirar el personaje en cuesti�n a nada m�s, poco importa si le cumple o no a su electorado lo ofertado en campa�a, lo cual no suceder�a si se acortara el periodo a tres o cuatro a�os y se permitiera la reelecci�n, ya que al menos en el primer periodo el candidato electo se ver�a obligado a ser m�s serio con su electorado.

Y en segundo lugar se llega a el incumplimiento de las promesas hechas en campa�a (t�rmino que es de origen militar y que se refiere a cuando un general sale de su cuartel a combatir en el campo) debido a la formaci�n cultural que tenemos y en la cual siempre se han privilegiado los concursos de oratoria por encima de los debates y basta para corroborar la afirmaci�n hecha el que en la educaci�n primaria existen y son muy apreciados los concursos de declamaci�n o de oratoria mas son inexistentes los debates o confrontaciones de ideas (contrario a lo que sucede en los Estados Unidos) y de ah� el que se clame por parte de los opinadores de la vida p�blica la cursiler�a de que las campa�as sean propositivas y no de contraste de ideas, llegando al grado de que lo m�s relevante de los debates entre candidatos sea la presentaci�n de la edec�n que los asiste, muy por encima las intervenciones de cada uno de ellos, debido a que cada candidato se encuentra en un canal diferente ofreciendo sus propuestas y no confront�ndolas apasionadamente frente a las de sus contrarios, lo cual hace ese ejercicio totalmente inoperante y sobre todo fomenta la irresponsabilidad electoral de los contendientes, ya que al restarse importancia a la confrontaci�n de ideas en aras de escuchar las m�s bellas proposiciones electorales lo �nico que se hace es lograr que se prometan cosas muy bonitas pero imposibles de llevarse a cabo, sin que haya una consecuencia para la persona que las ofreci�.

De ah� que es necesario reformar tanto el sistema electoral como la formaci�n educativa de los mexicanos, fomentando m�s la confrontaci�n de ideas y tambi�n acortando los periodos gubernamentales y permitiendo la reelecci�n, lo cual vincular�a m�s con sus compromisos de campa�a a cualquier candidato triunfante, ya que en alg�n momento quien ha sido favorecido en las urnas se ver�a obligado a refrendar su encargo y para ello tendr�a que cumplir con lo ofrecido en la elecci�n pero mientras ambas cosas no sucedan seguir� vigente el refr�n que sostiene que �prometer no empobrece�.

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